aversión al riesgo que sacudió a los mercados tras conocerse que la economía estadounidense se encogió 0,3 % en el primer trimestre del año. La volatilidad disparó la demanda de dólares y empujó a la moneda única a su nivel más bajo en dos semanas.
Según EFE, los operadores habían arrancado la jornada con el euro sobre los US$1,139, pero el golpe anímico que provocó el dato de crecimiento norteamericano terminó borrando ese colchón en cuestión de horas. En los parqués europeos se replicó el malhumor: los principales índices retrocedieron y el Stoxx 600 llegó a perder 0,8 % antes de un tibio rebote de última hora.
El frenazo en EE.UU. se explica, en gran medida, por una avalancha de importaciones (+41 %) que las empresas adelantaron para esquivar la nueva tanda de aranceles decretada en Washington; ese adelanto restó 4,8 puntos porcentuales al PIB. La lectura encendió de nuevo el debate sobre el riesgo de estanflación menor crecimiento justo cuando la inflación sigue por encima de la meta de la Reserva Federal.
Mientras tanto, Alemania apenas logró expandirse 0,2 % en el mismo período y sigue 0,2 % por debajo de hace un año, una señal de que la locomotora europea avanza con las luces de reserva encendidas. En contraste, el agregado de la eurozona sorprendió con un avance de 0,4 %, pero los analistas advierten que el efecto de los aranceles estadounidenses puede golpear las exportaciones del bloque en los próximos trimestres
El cruce EUR/USD llegó a rozar los US$1,1350 tras la publicación del dato, su piso intradía, de acuerdo con cotizaciones de FXStreet. Al mismo tiempo, el índice dólar repuntó hasta los 100 puntos, mientras las tasas de los bonos del Tesoro a diez años cayeron por debajo de 4 % al aumentar la búsqueda de refugio.
Para los estrategas de divisas, la jugada a corto plazo pasa por vigilar la reunión de la Fed de la próxima semana si el banco central confirma un tono más restrictivo o simplemente deja la puerta cerrada a recortes inmediatos, el billete verde podría extender su racha alcista. Del lado europeo, las miradas están puestas en los primeros datos de inflación de abril y en el tono que adopte el Banco Central Europeo después de haber insinuado, en marzo, que los recortes empezarían “en verano si el panorama acompaña”.
¿Qué puede venir ahora?
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Si EE.UU. rebota en el segundo trimestre, el euro tendría espacio para recuperar terreno, pero el factor arancelario seguirá siendo un lastre.
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Una sorpresa alcista en la inflación subyacente de la eurozona complicaría los planes de relajación del BCE y, paradójicamente, podría dar algo de oxígeno a la moneda única.
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Los flujos de carry trade se mantendrán atentos a la brecha de tipos cuanto más se alargue la pausa de la Fed, mayor será la presión sobre el euro en 2025.
En pocas palabras, la corrida del dólar no solo refleja el susto por un PIB negativo es una llamada de atención sobre el frágil equilibrio que enfrentan ambas orillas del Atlántico. Y, por ahora, el mercado se inclina a pensar que Estados Unidos tiene más margen de maniobra que una Europa todavía atrapada entre la anemia industrial alemana y el ruido geopolítico.