Frenesí de batazos Aaron Judge y los Yankees destrozan marcas con una lluvia de cuadrangulares

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La noche en el Bronx dejó a más de uno con la boca abierta. La ofensiva de los Yankees desató un vendaval de batazos que iluminó el diamante y puso a temblar a los Cerveceros de Milwaukee. El jardinero Aaron Judge, sin guardarse nada, comandó la artillería neoyorquina y cargó con una producción abrumadora que puso a vibrar a los fanáticos en las gradas.

Tal como se difundió en deultimominuto, la novena de Nueva York no se conformó con el espectáculo de su estelar bateador. Entre todos, sacaron la pelota del parque en nueve ocasiones, estableciendo un récord de la franquicia y dejando en los libros un contundente 20-9 a su favor. De acuerdo con la enciclopedia oficial de la MLB, esta hazaña de acumular nueve bambinazos en un solo desafío se ha visto en contadas oportunidades y confirma el poderío ofensivo que, a lo largo de la historia, ha caracterizado a los Yankees.

Judge, quien casi logra un legendario cuarto cuadrangular, cerró la jornada con ocho carreras remolcadas. No se convirtió en el jugador número 19 con tal hazaña, pero su doblete en la sexta entrada, que rozó la barda, dejó ver que tenía pólvora de sobra. La lluvia de jonrones no terminó ahí: figuras como Austin Wells, Anthony Volpe, Jazz Chisholm Jr. y Oswald Peraza también se unieron a la acción, mientras el dominicano Jasson Domínguez aportaba lo suyo con un imparable y una anotada, un aporte que celebran con orgullo desde este lado del Caribe.

Quienes siguen de cerca a la escuadra neoyorquina recuerdan que no es la primera vez que los Yankees encienden las gradas con su poder de larga distancia, pero este recital resalta aún más por las estadísticas acumuladas en una sola noche. De paso, nombres como William Contreras, de Milwaukee, figuraron en la caja de bateo intentando frenar la aplanadora que significó el lineup rival, aunque sin demasiado éxito. Y, aunque la temporada es larga y los altibajos son parte del juego, este encuentro quedará en la memoria como otra demostración de la fuerza que el Bronx puede desatar cuando sus bateadores se encienden.

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