El debate sobre la competencia en la aviación comercial estadounidense volvió a encenderse esta semana tras la intervención del director ejecutivo de Frontier Airlines, Barry Biffle, quien presentó un plan de reformas para reducir la influencia de las cuatro mayores aerolíneas del país: American, Delta, United y Southwest.
Según reseña el portal especializado Arecoa, Biffle calificó el escenario actual como un “oligopolio explotador” y defendió que el gobierno de Estados Unidos debe actuar con urgencia para garantizar condiciones de mercado más equilibradas.
El ejecutivo expuso un plan de siete puntos durante una audiencia en el Comité Judicial del Senado, con medidas que apuntan directamente a prácticas regulatorias y comerciales que, en su opinión, marginan a las aerolíneas de ultra bajo costo como Frontier. Entre sus principales reclamos figura el fin del llamado gate squatting, es decir, el acaparamiento de puertas de embarque en los aeropuertos. Propuso que el Departamento de Transporte supervise mes a mes la asignación de espacios, asegurando un uso eficiente y equitativo.
Otro punto clave es la reactivación de las normas previas a la consolidación del sector, que obligaban a las compañías a reacomodar a los pasajeros en vuelos de competidores cuando ocurrían cancelaciones o retrasos. Según Biffle, esto reduciría los perjuicios a los viajeros y evitaría que la carga de las interrupciones recaiga siempre sobre el consumidor.
En un tono más confrontativo, denunció el “dumping de precios” derivado de los programas de fidelización de las grandes aerolíneas, sostenidos por ingresos de tarjetas de crédito. Incluso llegó a proponer un esquema similar al que en los años 80 llevó a la disolución de AT&T, con acceso compartido y equitativo a los inventarios de millas.
El mensaje de Frontier trascendió fronteras: Biffle instó a Lufthansa, British Airways, Air France y KLM a respaldar estas reformas, advirtiendo que de lo contrario deberían revisarse sus alianzas con las aerolíneas estadounidenses.
El plan incluye, además, la eliminación de la regla que exige 1,500 horas de vuelo para convertirse en piloto comercial en EE. UU., sustituyéndola por un sistema de capacitación basado en simuladores de alta calidad. También llamó a revisar la gestión del tráfico aéreo, criticando que se cancele un vuelo lleno para dar prioridad a jets privados de alto poder adquisitivo.
El próximo paso será una ronda de reuniones con el Departamento de Transporte y la Administración Federal de Aviación, donde Biffle insistirá en que las medidas se implementen para abrir el mercado y ofrecer más opciones a los pasajeros.