La tensión política en Kiev volvió a ganar protagonismo tras la confirmación de que Washington ya entregó a Ucrania un esquema inicial para fortalecer su seguridad en medio del prolongado conflicto con Rusia. El gobierno ucraniano analiza el documento con la intención de moldearlo a sus propias necesidades estratégicas antes de presentar una contrapropuesta formal.
Según reportes de la agencia EFE, el presidente Volodímir Zelenski explicó que su equipo trabaja sobre ese borrador para ajustarlo a la visión del país, del mismo modo en que han revisado otros planes previos vinculados a la reconstrucción económica y a la estabilidad futura. La administración estadounidense espera recibir la versión ucraniana en los próximos días.
El mandatario adelantó que, dentro de las discusiones más complejas, reaparecen dos territorios que se han convertido en símbolos de la disputa: Donetsk y la central nuclear de Zaporiyia. Ambos espacios representan desafíos políticos, militares y energéticos que impiden que el diseño de un acuerdo avance con mayor rapidez. En particular, la propuesta que analiza Washington contempla la retirada parcial de tropas ucranianas en una zona específica de Donetsk, a cambio de que fuerzas rusas se abstengan de entrar allí.
Ese territorio sería catalogado como una “zona económica libre” o “zona desmilitarizada”, aunque todavía no existe un marco claro de administración. La indefinición genera inquietudes en Kiev, que observa con cautela cualquier arreglo que pudiera comprometer su integridad territorial o su autonomía sobre decisiones futuras.
Zelenski afirmó que escuchó cada punto transmitido por Estados Unidos y, a través de ellos, los intereses rusos que se mueven en la negociación. Según el presidente, la propuesta actual no ofrece beneficios reales para Ucrania, pero insistió en que el diálogo debe continuar hasta encontrar un terreno común que permita avanzar. La postura del gobierno se basa en evitar concesiones que limiten la soberanía ucraniana, pero sin cerrar la puerta a mecanismos que puedan reducir la escalada y aportar garantías duraderas.
Mientras tanto, analistas internacionales señalan que cualquier avance dependerá de la disposición de las partes a aceptar compromisos graduales y de la capacidad de los aliados occidentales para respaldar soluciones que no profundicen el conflicto. La seguridad de Zaporiyia, por su valor estratégico y energético, continúa siendo un punto crítico que exige supervisión internacional para evitar riesgos mayores.
El liderazgo ucraniano enfrenta así un escenario en el que cada decisión tiene implicaciones militares, económicas y diplomáticas. Kiev insiste en que las garantías de seguridad deben ser sólidas y verificables, en un contexto donde cualquier ambigüedad podría interpretarse como una ventaja para Moscú. Aun así, la búsqueda de un acuerdo que acerque a una estabilidad real sigue sobre la mesa, empujada por la presión del tiempo y la urgencia humanitaria que vive la región.








