Impactante velatorio en SDE despiden juntos al exmilitar que mató a tres familiares antes de suicidarse

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El canto de los gallos no trajo un amanecer pacífico en el sector Nueva Jerusalén de Santo Domingo Este. La comunidad, que solía despertar entre risas de vecinos y el aroma del café mañanero, quedó en silencio luego de que un exmilitar ingresara a la vivienda familiar y acabara con la vida de su esposa, su hijo, y su nuera antes de quitarse la suya. El dolor, que se percibe en cada rincón de la barriada, refleja la magnitud de una pérdida que nadie veía venir.

Tal como detalla la periodista dominicana Diana Sánchez en el medio deultimominuto, la tragedia sorprendió por la aparente calma que reinaba en el hogar. Algunos familiares aseguran que no existían conflictos graves, y los vecinos, todavía atónitos, buscan explicaciones. Este suceso, lamentablemente, se suma a una serie de hechos de violencia intrafamiliar que, según cifras de la Procuraduría General de la República, han aumentado en los últimos años de manera preocupante.

Mientras en la funeraria de la avenida Sabana Larga varios ataúdes yacen uno al lado del otro, el llanto y la confusión dan cuenta de la magnitud de esta pérdida irreparable. Cuando un caso semejante ocurre, la sociedad dominicana entera reflexiona sobre la importancia de la salud mental y el acompañamiento familiar, pues la seriedad de este fenómeno trasciende los titulares. Psicólogos locales sostienen que el aislamiento y la presión económica pueden desencadenar crisis peligrosas si no se ofrecen canales adecuados de ayuda.

De igual modo, cada sepultura prevista —tanto en el cementerio Cristo Salvador como en la provincia de El Seibo— deja un rastro de consternación difícil de borrar. Especialistas en trabajo social advierten que brindar apoyo a los sobrevivientes y allegados es vital, ya que la huella del trauma podría prolongarse por generaciones. De acuerdo con el Observatorio de Seguridad Ciudadana, urge reforzar iniciativas de prevención para evitar desenlaces trágicos.

Aunque la comunidad se mantiene en medio de oraciones y abrazos, queda en evidencia la necesidad de atender la salud integral de nuestros militares retirados, así como de cualquier ciudadano que muestre indicios de inestabilidad emocional. Diversos colectivos comunitarios han pedido a las autoridades ampliar la cobertura de ayuda psicológica y poner énfasis en la protección de la familia, especialmente en zonas donde la tensión social puede ser elevada.

La República Dominicana, que valora la vida en familia como uno de sus tesoros, ahora despide a cuatro personas a las que sus seres queridos describen como tranquilas y unidas. Este suceso, tristemente, invita a renovar el compromiso con la prevención y el acompañamiento, con la esperanza de que nuevas tragedias puedan evitarse a tiempo.

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