Once estudiantes de distintos centros educativos públicos del país volvieron a mirar el aula con otros ojos. No es una metáfora: tras años de limitaciones visuales que afectaban su aprendizaje y su vida diaria, hoy encaran el calendario escolar con mejores condiciones, luego de ser sometidos a intervenciones oftalmológicas especializadas totalmente cubiertas por el Estado.
La iniciativa forma parte del Programa Nacional de Prevención en Salud Visual y Cirugías Oculares (Pronsavico) y, de acuerdo con información divulgada por Presidencia, busca responder a una realidad silenciosa que se repite en muchas escuelas niños con diagnósticos claros, pero sin recursos para acceder a tratamientos que pueden marcar la diferencia entre avanzar o quedarse atrás.
Las cirugías, coordinadas por el Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (INABIE), beneficiaron a estudiantes provenientes de San Juan, el Gran Santo Domingo y Neiba, confirmando el alcance nacional del programa. En muchos hogares, estos procedimientos resultan simplemente inalcanzables por su alto costo, lo que convierte la intervención estatal en un alivio tangible para familias que durante años postergaron soluciones médicas por razones económicas.
Antes de entrar a quirófano, los estudiantes y sus padres o tutores fueron recibidos por el director ejecutivo del INABIE, Adolfo Pérez, quien insistió en que el acompañamiento institucional no se limita al acto médico. La cobertura incluyó desde evaluaciones diagnósticas y estudios preoperatorios hasta el hospedaje del estudiante y su acompañante durante cinco días, además del seguimiento postoperatorio hasta el alta médica.
Las intervenciones realizadas abarcaron corrección de párpados caídos, cirugías de estrabismo y una extracción de catarata, todas efectuadas en centros especializados como el Instituto de la Visión (INVIS) y la Clínica Cruz Jiminián, con equipos médicos capacitados en oftalmología pediátrica. Cada caso fue previamente detectado mediante jornadas de tamizaje en los propios centros educativos, un paso clave para identificar a tiempo condiciones que suelen pasar desapercibidas en el aula.
El impacto humano del programa se refleja en testimonios como el de Dari Leiny Peña Recio, madre de uno de los estudiantes intervenidos, quien relató que desde el nacimiento de su hijo conocía su condición visual, pero no pudo avanzar con los estudios médicos por falta de recursos. Hoy, con el procedimiento cubierto en su totalidad, habla de alivio, esperanza y de un cambio que trasciende lo académico.
Esta jornada marca la segunda del año en su tipo. En la primera fueron beneficiados siete estudiantes, elevando a 18 el total de cirugías oculares realizadas en 2025 bajo este esquema. Las autoridades del INABIE aseguran que el plan continuará ampliándose, con la meta clara de que ningún diagnóstico visual sea una sentencia de rezago escolar.
Más allá de las cifras, el programa deja un mensaje contundente: garantizar la salud visual también es una forma concreta de defender el derecho a la educación y de apostar por trayectorias escolares más justas y sostenibles.







