La captura de un sospechoso vinculado al intento de colocar explosivos frente a las sedes de los dos principales partidos estadounidenses reabrió una de las investigaciones más sensibles ligadas a las horas previas al asalto al Capitolio. El caso, que por años avanzó con sigilo, dio un giro decisivo con la identificación del presunto responsable.
Según EFE, la fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, confirmó que el detenido es Brian Cole Jr., un residente del estado de Virginia que enfrenta cargos por el uso de un artefacto explosivo. La funcionaria explicó que el avance no surgió de pistas nuevas, sino de un proceso minucioso desarrollado por fiscales y agentes federales.
Las autoridades esperan que el sospechoso comparezca ante los tribunales de inmediato. Bondi también adelantó que los equipos del orden ejecutan nuevas órdenes de allanamiento y que no se descarta ampliar la lista de cargos, ya que el expediente sigue en plena construcción.
Los explosivos colocados la noche anterior al ataque al Congreso fueron desactivados sin causar víctimas, pero especialistas del FBI concluyeron que tenían capacidad letal. En aquel momento, la vicepresidenta electa Kamala Harris se encontraba dentro del edificio del Partido Demócrata, lo que llevó a una evacuación urgente cuando se halló el dispositivo.
El episodio se entrelaza con los hechos del 6 de enero de 2021, cuando seguidores de Donald Trump irrumpieron en el Capitolio para frenar la certificación de la victoria electoral de Joe Biden. Esa jornada se saldó con cinco fallecidos, más de un centenar de heridos y un proceso judicial sin precedentes alrededor de 1.500 personas resultaron acusadas o condenadas por participar en el asalto, aunque Trump otorgó indultos masivos tras su regreso al poder en enero pasado.
El avance en la investigación de los explosivos podría aportar nuevas piezas para comprender la coordinación y el clima de tensión que rodeó aquellos días. Expertos en seguridad consultados por medios estadounidenses han señalado que la colocación de bombas paralelas a un ataque político de esa magnitud refuerza la necesidad de revisar los protocolos de inteligencia interna y la capacidad de respuesta ante amenazas simultáneas.
La detención de Cole, aun sin pruebas públicas detalladas, marca un hito para un caso que había permanecido sin responsables identificados por casi cinco años. Con la investigación todavía abierta, las autoridades esperan que la nueva fase arroje mayor claridad sobre los motivos, los posibles colaboradores y el nivel de planificación detrás de un intento que pudo haber tenido consecuencias mucho más graves.
