Interceptan camión con haitianos ocultos entre arroz en Montecristi

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Seis ciudadanos haitianos fueron sorprendidos la mañana del miércoles dentro de un camión cargado de sacos de paja de arroz en la comunidad Hatillo Palma, Montecristi. Los migrantes viajaban acostados bajo una lona, en un espacio de menos de un metro de alto, mientras el vehículo un Mack blanco, placa L234485 avanzaba hacia la frontera norte.

Los soldados del Ejército detuvieron la unidad para una inspección rutinaria frente a un destacamento militar. El conductor, Juan Gabriel Taveras Aracena, y su acompañante, Dioni Romero de la Cruz, quedaron bajo arresto y serán sometidos al Ministerio Público por tráfico ilícito de personas. El camión, los dos dominicanos y los seis haitianos fueron trasladados a la Fortaleza San Fernando y entregados a la Dirección General de Migración (DGM) para los trámites de repatriación.

Un patrón que gana velocidad

La interdicción no es un hecho aislado. Apenas tres días antes, el mismo cuerpo castrense capturó a 55 haitianos que intentaban cruzar por distintas rutas de Montecristi y Dajabón, algunos a pie y otros en motocicleta. Estos operativos forman parte de la ofensiva “Escudo Fronterizo”, relanzada en enero para frenar el flujo irregular mientras Haití sigue sumido en una crisis política y de seguridad sin precedentes.

Las estadísticas confirman la tendencia: la DGM reportó 184 001 deportaciones entre enero y mayo de 2025 un promedio de más de mil retornos diarios y proyecta terminar el año con un récord absoluto. Un informe independiente de la agencia suiza SWI swissinfo calcula que los retornos acumulados hasta abril ya superaban los 119 000, un 71 % más que en el mismo periodo de 2024.

Impacto local y brecha legal

Para las comunidades fronterizas, el negocio del contrabando humano se ha vuelto un “ingreso rápido” que compite con la agricultura. La paja de arroz utilizada como escondite en el camión interceptado ilustra cómo los traficantes combinan rutas agrícolas con cargamentos aparentemente inofensivos. Organizaciones de derechos humanos advierten que la mayor presión militar encarece las tarifas de los coyotes y empuja a los migrantes a tomar riesgos aún mayores.

En paralelo, empresarios de Montecristi consultados por este medio señalan que el aumento de controles ha causado escasez de mano de obra temporal en cultivos de banano y arroz, sectores históricamente dependientes de trabajadores haitianos. El Gobierno defiende la política como “un acto de soberanía” y promete reforzar los permisos temporales para suplir la demanda laboral estacional, aunque los detalles del programa siguen sin publicarse.

¿Qué sigue?

Los dos dominicanos arrestados podrían enfrentar hasta diez años de prisión y multas millonarias si se confirma el delito de tráfico ilícito, según el artículo 117 de la Ley 285-04 de Migración. Mientras tanto, la DGM mantiene un promedio de seis convoyes diarios para trasladar a los repatriados hacia los pasos fronterizos de Jimaní y Dajabón.

Analistas consultados advierten que, sin una estrategia binacional que combine seguridad con oportunidades económicas en la vecina Haití, los operativos seguirán siendo “curitas en una herida abierta”. Entretanto, el Ejército refuerza los chequeos móviles con drones y sensores térmicos para detectar nuevas modalidades de ocultamiento dentro de la carga agrícola.

La escena de Hatillo Palma cuerpos apiñados entre sacos de arroz resume la tensión que vive la línea divisoria un territorio donde la necesidad empuja desde un lado y la vigilancia aprieta desde el otro, dejando a las personas en medio de la lona.

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