El muelle de Santo Domingo tuvo un ambiente poco habitual con la llegada de una de las embarcaciones científicas más sofisticadas del planeta. El presidente Luis Abinader se presentó este martes para conocer de primera mano cómo opera el RRS James Cook, un gigante de la exploración oceánica que respalda investigaciones clave sobre los recursos marinos dominicanos.
La visita formó parte de las actividades vinculadas al proyecto Geomarhis, una iniciativa que busca reforzar la gestión del patrimonio marino del país y generar datos cruciales para comprender la dinámica de nuestras costas.
El RRS James Cook, reconocido en la comunidad científica internacional por su tecnología de vanguardia, funciona como un laboratorio flotante capaz de estudiar desde la biodiversidad profunda hasta la actividad tectónica. Sus equipos permiten medir cambios en temperatura, salinidad y corrientes con una precisión difícil de alcanzar desde tierra, información que suele alimentar modelos climáticos utilizados por universidades y centros de investigación europeos y norteamericanos.
Durante la jornada, Abinader fue recibido por el capitán James Marcus Gwinnell y por los investigadores principales José Luis Granja Bruña y Alfonso Muñoz Martín, figuras con larga trayectoria en estudios geodinámicos. También estuvieron presentes representantes diplomáticos de España y el Reino Unido, países que han respaldado misiones científicas similares en el Caribe durante la última década.
En la sala de conferencias del buque, Granja Bruña presentó los avances del estudio geofísico multiescala del margen costero dominicano. Su exposición abordó fenómenos como la tectónica oblicua y la deformación compartimentada, elementos que explican parte del comportamiento sísmico de la región. Estudios previos de la Universidad Complutense indican que la interacción entre las placas del Caribe y Norteamérica genera un mosaico de fallas activas que requieren monitoreo constante para reducir riesgos.
El equipo científico tiene previsto trabajar durante 30 días en dos fases que abarcarán desde Santo Domingo hasta Puerto Plata, Samaná y Manzanillo. Cada zona ofrece condiciones geológicas distintas; por ejemplo, la plataforma de Samaná es clave para entender los deslizamientos submarinos que históricamente han influido en la formación de su bahía.
Tras la presentación, el presidente recorrió el Puente de Mando, los laboratorios y las áreas donde se manipula la instrumentación de muestreo profundo. La visita permitió observar cómo operan los sistemas que registran datos en tiempo real y que, una vez procesados, terminan en repositorios compartidos por instituciones de investigación internacionales.
Más allá del acto protocolar, la presencia del RRS James Cook subraya la urgencia de robustecer el estudio de los mares dominicanos, especialmente en un contexto donde el Caribe enfrenta desafíos crecientes vinculados al clima, la erosión costera y la presión sobre los ecosistemas marinos. Este tipo de misiones aporta una base científica sólida para decisiones ambientales de largo alcance.








