Aviones de combate israelíes lanzaron este jueves una nueva serie de ataques sobre Saná, capital de Yemen, en medio de la creciente tensión militar con los rebeldes hutíes. La ofensiva ocurrió un día después de que un dron lanzado desde territorio yemení impactara en la ciudad de Eilat, al sur de Israel, dejando al menos 20 personas heridas, dos de ellas de gravedad.
Según informó la agencia EFE, los ataques aéreos israelíes golpearon zonas del sur, oeste y centro de Saná de manera consecutiva, coincidiendo con un discurso del líder hutí, Abdelmalek al Huti. Hasta el momento, los insurgentes no han reportado víctimas mortales ni daños materiales concretos.
Este nuevo episodio se suma a una escalada que ha tenido múltiples episodios en septiembre. La semana pasada, un dron hutí impactó en un hotel de Eilat sin causar víctimas, mientras que el 10 de septiembre una ofensiva aérea israelí dejó 46 muertos 38 en Saná y 8 en la provincia de Al Jawf y más de 160 heridos, de acuerdo con cifras del Ministerio de Salud controlado por los rebeldes.
Además, Israel bombardeó recientemente el puerto de Al Hodeidah, en el mar Rojo, tras advertir que allí se encontraba infraestructura militar hutí. Estos ataques se suman a otros registrados desde finales de agosto, cuando un operativo israelí acabó con la vida del entonces primer ministro de los hutíes y varios miembros de su gabinete.
La ofensiva israelí contra Yemen se enmarca en la dinámica de represalias cruzadas con el movimiento hutí, aliado de Irán y activo en la guerra civil yemení desde hace casi una década. Analistas internacionales advierten que este frente bélico complica aún más el escenario regional, ya que se superpone con la prolongada crisis humanitaria en Yemen, donde la ONU estima que más de 21 millones de personas necesitan asistencia urgente.
En paralelo, países del Golfo y actores internacionales llaman a la moderación, aunque hasta ahora no se vislumbra un proceso de negociación capaz de detener los ataques. El recrudecimiento de las hostilidades en Saná y en la frontera sur de Israel amenaza con extender el conflicto más allá de sus territorios inmediatos, en un momento en que Oriente Medio atraviesa uno de los periodos más tensos de los últimos años.
