El Gobierno italiano advirtió este martes a los activistas de la Flotilla Global Sumud, que intentan llevar ayuda humanitaria a Gaza, de que Israel no permitirá la ruptura del bloqueo marítimo impuesto a la franja. El ministro de Exteriores, Antonio Tajani, pidió a los organizadores actuar con prudencia y aseguró que la fragata de la Marina italiana, desplegada en apoyo, no acompañará a los barcos más allá de aguas internacionales.
Según informó EFE, Tajani explicó que transmitió al canciller israelí la necesidad de evitar el uso de la fuerza, y recibió garantías de que no habrá violencia. Sin embargo, advirtió que Israel será firme en impedir cualquier intento de atravesar su cordón naval. “Hemos desaconsejado a la Flotilla romper el bloqueo, nuestra Armada no participará en esa acción”, declaró el ministro al canal La 7.
Desde el otro lado, los activistas mantienen su plan de navegación. La portavoz de la delegación italiana de la Flotilla, Maria Elena Delia, aseguró que se encuentran a unas 48 horas de la zona de exclusión y prevé que, al acercarse a las 12 millas de la costa de Gaza, puedan producirse detenciones masivas por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
El diputado Arturo Scotto, del Partido Democrático, quien viaja a bordo junto a su compañera Annalisa Corrado, reafirmó en redes sociales que no se detendrán en aguas internacionales porque consideran ilegal cualquier bloqueo en esa zona. No obstante, reconoció que acatarán órdenes de la Marina israelí si reciben la instrucción de detenerse, con el fin de proteger la seguridad de las tripulaciones.
El conflicto también resuena en el plano sindical dentro de Italia. La central CGIL, la más grande del país, advirtió que convocará huelgas en todos los sectores en caso de que se registren ataques o confiscaciones de los barcos y sus suministros. En la misma línea se expresó la USB, que semanas atrás organizó una paralización nacional en protesta por la crisis humanitaria en Gaza.
La tensión crece a medida que la Flotilla se acerca a la zona de exclusión. Mientras Roma busca mantener distancia operativa y evitar un enfrentamiento directo, sindicatos y parlamentarios italianos insisten en colocar la cuestión humanitaria en el centro del debate.
