La crisis venezolana volvió a ocupar un espacio en el escenario internacional, esta vez en el Festival de Venecia, con el estreno de Aún es de noche en Caracas. La cinta, dirigida por la venezolana Mariana Rondón y la peruana Marité Ugás, aborda desde el lenguaje del thriller la desoladora experiencia de la diáspora y la represión que marcó al país en los últimos años.
Según la agencia EFE, la película es una adaptación de la novela La hija de la española (2019), de la escritora Karina Sainz Borgo, y se sitúa en medio de las protestas de 2017 contra el gobierno de Nicolás Maduro, cuando la represión dejó una profunda huella en la sociedad venezolana. La obra fue desarrollada por las cineastas después de abandonar Caracas junto a la productora que ambas fundaron, Sudaca Films, y establecerse en Perú.
La trama sigue a Adelaida Falcón, una escritora que, tras perder a su madre, descubre que su casa ha sido ocupada por mujeres vinculadas al régimen. Obligada a esconderse, inicia un peligroso recorrido marcado por la paranoia y la violencia. Para las directoras, cada personaje independientemente de su postura política encarna un mismo dolor: la pérdida.
Rodada en Ciudad de México, con actores venezolanos que compartieron sus propias vivencias durante el rodaje, la película mezcla ficción con imágenes de archivo, en un intento por capturar no solo los hechos, sino también el “estado de ánimo” de un país atrapado en la oscuridad. Rondón y Ugás aseguran que, aunque la historia se centra en 2017, refleja también las tensiones más recientes, como las protestas derivadas de las elecciones presidenciales del año pasado.
La participación de Aún es de noche en Caracas en la Mostra se inserta dentro de una programación marcada por propuestas de fuerte contenido político, con documentales sobre Ucrania y Palestina. Para Rondón, era indispensable que Venezuela también estuviera representada en ese mosaico de conflictos que sacuden al mundo.
Más allá del reconocimiento cinematográfico, la película pretende evitar que la tragedia venezolana caiga en el olvido. Un recordatorio de que más de ocho millones de personas se han visto forzadas a abandonar un país que hace apenas unas décadas era símbolo de prosperidad.