Mientras buena parte del Caribe pelea por atraer visitantes, La Romana hace historia: las cadenas y pequeños alojamientos de la costa Este reportan una ocupación que rebasa el 90 % en plena Semana Santa, un pico que no se veía desde antes de la pandemia. Nada mal para una provincia que hace apenas dos décadas dependía casi por completo del ingenio azucarero.
Según el medio especializado Arecoa, esta avalancha de huéspedes proviene sobre todo de Estados Unidos, Italia, Alemania, Francia y Argentina, mercados que tradicionalmente apuestan por el “todo incluido”, las aguas turquesas de Bayahibe y la cercanía al Aeropuerto Internacional de La Romana.
La racha no llega sola. Cifras del Ministerio de Turismo dominicano indican que, solo en el primer trimestre de 2025, el país recibió 3 348 718 visitantes —un nuevo récord y un 4 % más que en 2024—, con una ocupación hotelera promedio nacional del 81 %, y La Romana pisándole los talones a Punta Cana con un 89 % en esos mismos meses. Estos números, publicados el 17 de abril por el portal EnSegundos.do, colocan al país en ruta hacia los 12 millones de turistas a final de año.
Seguridad al frente
Ana García‑Sotoca, directora ejecutiva del Clúster Turístico y de la Asociación de Hoteles La Romana‑Bayahibe (AHRB), subraya que el sector está “puesto en esto hasta los tuétanos” para garantizar que el visitante se sienta seguro. El operativo de Semana Santa incluye más patrullaje mixto —Politur, Policía Nacional, Defensa Civil y Cruz Roja—, puntos de asistencia en las entradas a los hoteles y apoyo logístico por parte de los propios empresarios. Ese acompañamiento reduce la fricción en los traslados por carretera y ha sido clave para que los turoperadores sigan apostando por el destino en temporada alta.
Efecto dominó en la economía local
Cuando los hoteles se llenan, los beneficios se riegan por todo el mapa: pescadores de Bayahibe que venden su captura fresca a los restaurantes, guías que llevan turistas a Isla Saona, artesanas que despachan collares de larimar frente a la iglesia Santa Rosa de Lima y choferes que hacen el trayecto La Romana–Punta Cana veinte veces al día. La Cámara de Comercio provincial calculó que, por cada dólar gastado en alojamiento, el visitante derrama entre 40 y 50 centavos extra en servicios complementarios, desde excursiones hasta souvenirs.
Tendencia al alza y retos inmediatos
Aunque el feriado impulsa la ocupación, lo interesante es que la curva no parece descender en las reservas para abril y mayo. Hoteleros consultados apuntan a una estrategia combinada de tarifas competitivas y vuelos directos adicionales desde Atlanta, Milán y Buenos Aires, sumados este año. Aun así, el gran desafío es la sostenibilidad: el clúster turístico trabaja con entidades medioambientales para regular la carga de visitantes en Isla Saona y seguir promocionando prácticas como el zero‑plastic en los catamaranes.
En pocas palabras, La Romana volvió a dar el palo: Semana Santa 2025 confirma que el destino no solo se recuperó, sino que compite de tú a tú con gigantes como Punta Cana y Cancún. Con reservas sólidas más allá de la Pascua y un Estado que presume de cifras récord, todo indica que la provincia seguirá siendo la niña bonita del turismo dominicano este año.