El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, subió el tono y dejó claro que la paciencia de su gobierno tiene límites. Si el acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur no se firma en el plazo previsto, su administración no continuará empujando una negociación que lleva años dando vueltas sin aterrizar del todo.
El mensaje, según informó la agencia EFE, llegó tras una reunión de gabinete en la que Lula fue directo este es el momento y no habrá prórrogas. Desde su perspectiva, seguir aplazando la firma solo prolonga una incertidumbre que ya empieza a pesar más que los beneficios potenciales del pacto.
El acuerdo UE-Mercosur, negociado desde hace más de dos décadas, ha tropezado una y otra vez con resistencias internas dentro del bloque europeo, especialmente por preocupaciones ambientales y agrícolas. Brasil, como la mayor economía sudamericana, ha sido uno de los principales defensores del tratado, viéndolo como una vía para ampliar exportaciones, atraer inversiones y ganar espacio geopolítico frente a otros actores globales.
Lula, sin embargo, parece decidido a no convertir el tema en una obsesión diplomática. Su advertencia apunta a un cambio de estrategia si Europa no está lista ahora, Brasil concentrará sus esfuerzos en otros frentes, como la profundización de relaciones con Asia, África y los propios socios regionales. En el fondo, el presidente brasileño envía la señal de que el Mercosur no puede seguir esperando indefinidamente por una decisión que depende más de Bruselas que de Sudamérica.
El contexto internacional también juega su papel. Con tensiones comerciales crecientes, cadenas de suministro en reconfiguración y una competencia abierta por mercados, Brasil busca acuerdos que se traduzcan en resultados concretos. Para Lula, la política exterior no puede quedarse atrapada en promesas que nunca terminan de materializarse.
La advertencia no implica necesariamente una ruptura definitiva, pero sí marca un punto de inflexión. Si el acuerdo no se concreta ahora, el costo político y estratégico de insistir podría ser mayor que el de dar vuelta a la página y apostar por otras alianzas.








