La energía que se sentía en el Politécnico Loyola revelaba más que una simple graduación: era el cierre de un ciclo de preparación intensa y el inicio de nuevas rutas para casi mil dominicanas que decidieron apostarlo todo por sus ideas y su crecimiento personal.
Según la Presidencia, estas 932 mujeres formaron parte de la más reciente cohorte del programa “Mujeres SuperEmprendedoras”, una apuesta estatal que busca abrir camino a la autonomía económica de quienes, desde distintas comunidades, han enfrentado barreras históricas para levantar o fortalecer sus negocios.
El acto tuvo como voz principal a Gloria Reyes, quien subrayó con emoción la resiliencia del grupo. Su mensaje conectó con una verdad que pesa mucho en los territorios vulnerables: emprender no es solo montar un negocio, es aprender a levantarse, pulir habilidades y mantener el paso firme en medio de la incertidumbre. Esa visión es justo la que ha guiado el diseño del programa, un proceso formativo de tres meses que combina 12 talleres sobre manejo del tiempo, inclusión financiera, violencia y apoyo psicológico, marketing, costos y otros elementos que moldean tanto el negocio como a la propia emprendedora.
Las historias que convergen en esta graduación vienen de Las Guázumas, Montecristi, Los Jobillos, Pedro Corto, Mao, Duvergé, Nagua y decenas de rincones adicionales donde la pobreza suele marcar el ritmo de vida. Para muchas de las participantes, este proyecto representó una primera oportunidad real de visualizar un plan de vida con estabilidad económica. Ese detalle, resaltado por Reyes, explica por qué el programa ha calado tan hondo: antes de hablar de ventas, enseña a priorizar la autoestima, el propósito y la disciplina.
El impulso institucional también ha sido determinante. Organismos como Visa Internacional/ENKO, Fundación AES Dominicana, Fundación Reservas del País, Promipyme, Onapi, el MICM, el Ministerio de la Mujer y el Idecoop aportaron herramientas y acompañamiento para que las graduandas no solo aprendieran, sino que encontraran vías reales de formalización, acceso financiero y crecimiento.
Entre las voces que representaron al grupo destacó la de Arisleydi García, de San Pedro de Macorís, quien agradeció la confianza depositada en ellas. Su testimonio reflejó algo que se repite en otras provincias cuando una mujer recibe formación de calidad, el impacto se multiplica en su familia y en su comunidad.
Las participantes fueron capacitadas en temas clave como emprendimiento y plan de vida, educación financiera orientada a negocios, empoderamiento personal, marketing digital, ventas, servicio al cliente, comunicación efectiva, formalización comercial y gestión de costos. Este enfoque integral es justamente lo que permite que muchas egresadas pasen de la idea al modelo de negocio sostenible.
La jornada incluyó la presentación del informe “Sistematización y Evaluación de Resultados del Componente de Emprendimiento para la Mujer”, a cargo de la consultora Catalina Gutiérrez. Su análisis mostró datos reveladores sobre el perfil y la evolución de las beneficiarias el 38 % tiene emprendimientos con más de cinco años; el 86 % experimentó crecimiento luego de la capacitación; el 68 % inició su negocio por motivación propia; mientras que la edad predominante oscila entre los 25 y 48 años. Estas cifras evidencian que el programa no solo forma: también consolida iniciativas que ya existían, pero necesitaban guía técnica y emocional.
Representantes de varias áreas de Supérate acompañaron la ceremonia, reafirmando el compromiso institucional con la movilidad social. Entre ellas, Miriam Batista, Siria Frías, Yasiris Concepción, Aurelia Amarante y Elila Valdez, junto a colaboradoras aliadas como Betty Mejía de Fundación AES Dominicana.
Cada mujer que recibió su certificado representa una historia distinta, pero todas comparten un punto de partida decidieron que su proyecto de vida merecía prioridad. Ese gesto, sencillo y valiente, es el que sigue moviendo esta iniciativa a escala nacional.
