La ciudad de Nueva York encara horas decisivas en materia de transporte, con la posibilidad real de que a partir de este jueves a la medianoche el servicio del Long Island Rail Road (LIRR) quede paralizado por una huelga sindical. El escenario preocupa a las autoridades, ya que más de 250 mil pasajeros diarios dependen de esta red ferroviaria para movilizarse hacia Manhattan y otras zonas estratégicas de la Gran Manzana.
La Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) ha puesto en marcha un plan de contingencia que busca mitigar el impacto inmediato. El mismo contempla la operación de autobuses gratuitos en horas pico, que saldrán cada 10 minutos desde tres puntos clave de Long Island hacia estaciones del metro de Nueva York:
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Desde Bellmore hacia Howard Beach-JFK (línea A).
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Desde Hicksville hacia Mets-Willets Point (línea 7).
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Desde Ronkonkoma hacia Mets-Willets Point (línea 7).
Además, la MTA anunció que desplegará embajadores de transporte para orientar a los usuarios durante la contingencia, aunque insiste en que la única solución real es evitar que la huelga se materialice.
La raíz del conflicto
El pulso laboral se centra en la negociación salarial. La mayoría de los sindicatos aceptaron previamente un aumento del 9.5 % distribuido en tres años, pero los representantes de los maquinistas y otros cuatro gremios exigen un 6.5 % adicional, sin hacer concesiones a cambio.
“El último ofrecimiento fue hace un año. Eso no es negociar. Es simplemente: tómalo o déjalo. Déjennos ir a la huelga”, expresó el presidente del LIRR, Rob Free, en una conferencia celebrada en Penn Station, reflejando el nivel de tensión en las conversaciones.
Por su parte, la MTA acusa a los sindicatos rebeldes de mostrar una “falta de voluntad para negociar”, al tiempo que recalca que la paralización de los trenes tendría un impacto severo en la economía local y en la movilidad cotidiana de la región metropolitana.
Impacto y escenarios
El conflicto amenaza con generar un colapso de movilidad en Nueva York, en especial en los accesos desde Long Island hacia Manhattan, donde miles de trabajadores dependen diariamente del servicio ferroviario. Expertos en transporte advierten que incluso con las medidas de contingencia, el tráfico en carreteras y el sistema de autobuses podrían saturarse en cuestión de horas.
Este tipo de disputas no es nuevo en el LIRR, pero la magnitud de usuarios que podría quedar varado coloca el caso entre los más críticos de los últimos años. Una huelga sostenida tendría repercusiones inmediatas en sectores como comercio, turismo y servicios, además de aumentar la presión sobre otras líneas del metro y sistemas alternativos.
Las próximas horas serán decisivas. Mientras sindicatos y autoridades mantienen posturas firmes, los pasajeros se preparan para un jueves que podría marcar un antes y un después en la movilidad de Nueva York.