Papa León XIV urge frenar matanza de inocentes en Gaza

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La voz del pontífice volvió a retumbar este viernes cuando, con tono firme y dolido, pidió parar de inmediato “la innecesaria matanza de inocentes” tras el reciente ataque israelí a la Parroquia de la Sagrada Familia, único templo católico de Gaza, que dejó tres fallecidos y varios heridos, entre ellos el párroco Gabriele Romanelli.

Según la agencia EFE, el Papa tomó el teléfono a primera hora de la mañana para contactar al cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca latino de Jerusalén, quien entró al enclave junto al Patriarca greco‑ortodoxo Teófilo III con un convoy de 500 toneladas de ayuda humanitaria. En la llamada, el pontífice expresó su cercanía y prometió “hacer todo lo posible” por frenar la violencia.

Un templo golpeado y una comunidad que resiste

El proyectil que Israel atribuyó a un disparo “errante” de tanque alcanzó el complejo cuando cobijaba a más de 400 desplazados, incluidos niños y personas con necesidades especiales. El ataque no solo destruyó parte del edificio; reavivó el temor de la diminuta comunidad cristiana local, apenas un millar de fieles en una Franja que ya sobrevive con los nervios de punta.

Mientras supervisaba la descarga de alimentos y medicinas, el cardenal Pizzaballa aseguró que la presencia católica se mantendrá “pase lo que pase” y cuestionó la versión israelí: “Dicen que fue un error; aquí nadie lo cree”.

Disculpas tardías y presión internacional

El primer ministro Benjamín Netanyahu lamentó “cada vida inocente perdida” solo después de conversar telefónicamente con el presidente estadounidense Donald Trump, gesto que muchos observadores califican como daño de control diplomático más que mea culpa genuino.Países como Italia, Francia y Estados Unidos sumaron su condena y exigieron garantías para la protección de sitios religiosos.

Una guerra que no afloja

El ataque a la iglesia se enmarca en una ofensiva que, según el Ministerio de Salud de Gaza, ha cobrado al menos 58 667 vidas palestinas y dejado casi 140 000 heridos desde octubre de 2023; mujeres y niños representan más de la mitad de las víctimas. Israel, por su parte, mantiene que su operación busca desmantelar la capacidad militar de Hamás, pero la devastación y la crisis humanitaria escalan día tras día.

¿Por qué importa la voz del Papa ahora?

La diplomacia vaticana, aun sin divisiones blindadas ni sanciones económicas, conserva capacidad de influencia moral. Cuando León XIV eleva el teléfono, activa cadenas de solidaridad, abre corredores de ayuda y presiona a líderes reacios al cese del fuego. Históricamente, llamados papales han facilitado treguas parciales como la de Belén en 2002 y negociaciones discretas en conflictos africanos.

En esta coyuntura, la intervención vaticana podría servir de puente para impulsar la propuesta de alto al fuego “verificable y con garantías de acceso humanitario” que promueven Egipto y Catar. Diplomáticos en Jerusalén sostienen que, si la Santa Sede se suma como garante moral, aumentan las probabilidades de amarrar un acuerdo de protección para hospitales, escuelas y templos, cristianos o no.

Lo que viene

La próxima semana, representantes de la Iglesia latina y greco‑ortodoxa planean reunirse con funcionarios de Naciones Unidas en Rafah para coordinar la distribución de ayuda y evaluar un plan de evacuación para enfermos graves. De concretarse una pausa humanitaria, sería la primera desde mayo. Entretanto, el Papa reiteró que seguirá “día a día” la situación, consciente de que, en Medio Oriente, cada hora cuenta.

Con la comunidad internacional en vilo y las calles de Gaza convertidas en escombros, la exhortación de León XIV resuena como recordatorio incómodo: detener la guerra es, ante todo, cuestión de voluntad política. Sin ella, los templos seguirán cayendo y las oraciones de paz se mezclarán con el polvo de los muros derrumbados.

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