Peronismo, a 70 años del golpe un movimiento que sigue marcando a Argentina

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Hace siete décadas, un golpe militar forzó la salida del presidente Juan Domingo Perón y lo envió a un largo exilio. Aquel 16 de septiembre de 1955 abrió una etapa de proscripción política que buscó borrar al líder justicialista y a su compañera Eva Duarte de la vida pública argentina. Sin embargo, el peronismo sobrevivió, se transformó y hoy, lejos de quedar en el pasado, continúa siendo un actor decisivo en la política del país sudamericano.

Según reseña la agencia EFE, el movimiento justicialista nació con una impronta disruptiva en la década de 1940, en paralelo a procesos sociales encabezados en la región por figuras como Getúlio Vargas en Brasil o Lázaro Cárdenas en México. Su principal sello fue la incorporación del movimiento obrero al sistema político, no como un adversario a reprimir, sino como una fuerza a integrar.

El derrocamiento de Perón tuvo como telón de fondo la resistencia de sectores conservadores, parte de la jerarquía eclesiástica y una facción de las Fuerzas Armadas que rechazaban la creciente identificación del exmilitar con la clase trabajadora. El bombardeo de Plaza de Mayo en junio de 1955, que dejó más de 300 muertos, fue la antesala de la caída del mandatario. Pese a ello, el justicialismo logró mantenerse vivo, alimentado por la memoria de sus conquistas sociales.

Historiadores como Camila Perochena destacan que el peronismo fue pionero del populismo latinoamericano, mientras que analistas como Martín Rodríguez lo describen como “el puente más eficaz entre el sistema político y la sociedad”. En menos de una década, logró lo que a Europa le tomó varias generaciones: transformar las condiciones de vida de los trabajadores, desde el campo hasta las ciudades.

El peronismo también ha demostrado capacidad de adaptación. Fue proscripto y perseguido durante la dictadura, gobernó bajo un modelo neoliberal en los años noventa y, tras la crisis de 2001, recuperó protagonismo con Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Siempre llegó al poder mediante las urnas, alternando victorias y derrotas con otros proyectos políticos.

En la actualidad, el movimiento mantiene un papel central como principal contrapeso al presidente Javier Milei. La reciente victoria del gobernador bonaerense Axel Kicillof frente a la fuerza oficialista La Libertad Avanza confirmó que el justicialismo conserva un fuerte respaldo en el distrito más poblado del país. Kicillof se perfila ya como posible candidato presidencial en 2027, mientras la conducción partidaria sigue en manos de Cristina Fernández.

A setenta años del golpe que intentó clausurarlo, el peronismo no solo sigue en pie: se reafirma como una de las corrientes políticas más influyentes de América Latina, con la capacidad de reinventarse y disputar el rumbo de Argentina.

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