El pollo, la proteína que nunca falta en la mesa dominicana, se ha convertido en motivo de angustia para familias y comerciantes en sectores populares de Santiago. En el Hospedaje Yaque, la libra del ave blanca ya se vende entre 80 y 85 pesos, una cifra que aprieta el bolsillo justo cuando se acerca la época de mayor consumo del año.
Según reporta De Último Minuto, en un trabajo firmado por el periodista Inocencio Encarnación, los dueños de polleras coinciden en que el alza está directamente ligada a la escasez del producto. La falta de oferta ha obligado a muchos vendedores a racionar las ventas, mientras reclaman a los granjeros avícolas que coordinen mejor la distribución para evitar que el problema se salga de control.
Rubia Sánchez, propietaria de la pollera La Rubia, lo dice sin rodeos: con el pollo a esos precios, la Navidad se vuelve cuesta arriba para miles de hogares. El incremento no solo encarece la cena festiva, también desbalancea el presupuesto semanal de familias que dependen de esta carne por ser la más accesible dentro del mercado.
El impacto ya se siente en las ventas. Ignacio Nova, de la pollera La Nueva, explica que el suministro se ha reducido casi a la mitad. Donde antes llegaban hasta mil pollos, ahora apenas reciben quinientos, una caída que se traduce en menos ingresos y clientes molestos. A eso se suma otro detalle que no pasa desapercibido: cuando el producto aparece, muchas veces es de menor tamaño.
Esa situación también la confirma José Dolores Gómez, quien señala que, aunque el precio se mantenga en 80 pesos en algunos puntos, la disponibilidad es irregular y la calidad no siempre cumple con las expectativas del consumidor. El resultado es un ambiente de inconformidad que se percibe en cada compra.
Del lado de los compradores, la preocupación va en aumento. Andrea González, residente de la zona, confiesa que cada visita a la pollera es una sorpresa desagradable. Los precios suben sin aviso y no hay muchas alternativas para sustituir un alimento tan básico en la dieta diaria.
Economistas y comerciantes advierten que el panorama podría complicarse aún más en diciembre. La demanda de pollo suele dispararse en las fiestas, y si la oferta no mejora, el precio podría escalar junto con el de otros productos esenciales, profundizando la presión sobre una economía doméstica ya golpeada por el alto costo de la vida.







