A medida que se acerca la Nochebuena, el ambiente en los mercados populares del país dista mucho del bullicio típico de otros años. Los pasillos están llenos de productos, pero los compradores caminan con cautela, calculadora mental en mano, intentando ajustar una tradición que cada vez resulta más costosa.
Según reporta CDN, en un trabajo firmado por la periodista María Saldaña, el aumento sostenido en los precios de carnes, vegetales y víveres esenciales ha encarecido la cena navideña, golpeando con más fuerza a los hogares de menores ingresos. Para muchas familias, el menú de diciembre ya no se decide por costumbre, sino por lo que permite el bolsillo.
La preocupación no es exclusiva de los consumidores. Vendedores de pollo y carne de res explican que también están atrapados entre el alza de los costos y la necesidad de no espantar a la clientela. Aseguran que, en muchos casos, su margen de ganancia apenas ronda entre 10 y 15 pesos por venta, una cifra que apenas cubre gastos de transporte, hielo, electricidad y alquiler de puestos.
En el área de vegetales y víveres, el panorama es similar. Comerciantes consultados coinciden en que las ventas están más lentas de lo habitual y señalan como factores la situación económica general y decisiones oficiales que, a su juicio, no han logrado contener el impacto del encarecimiento de la vida. La consecuencia directa es un menor poder adquisitivo justo en una temporada que tradicionalmente dinamiza el comercio informal.
Este escenario se conecta con una realidad más amplia: aunque algunos indicadores macroeconómicos muestran estabilidad, en la cotidianidad el dinero rinde menos. El aumento acumulado de los precios de los alimentos en los últimos meses ha obligado a muchas familias a reducir cantidades, sustituir productos o, en el peor de los casos, eliminar platos completos del menú navideño.
Pese a todo, en los mercados aún persiste un hilo de optimismo. Los vendedores confían en que los días previos al 24 traigan una mayor circulación de dinero, como ha ocurrido en otras Navidades, y que eso permita salvar la temporada. No se trata solo de vender más, sino de poder sentarse también ellos a una mesa digna, sin que la celebración llegue cargada de preocupaciones.
