Reactivan el minicerebro de un compositor fallecido y su música vuelve a resonar en el presente

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Un espacio lleno de arte y ciencia se ha convertido en el escenario perfecto para un experimento que roza los bordes de la imaginación. El compositor estadounidense Alvin Lucier, fallecido en 2021 y famoso por su música experimental, sigue sorprendiendo al mundo a través de una pieza que retumba en la Galería de Arte de Australia Occidental. En el corazón de esa exhibición, se emplean células madre derivadas de la sangre donada por Lucier para alimentar una instalación que emite sonidos en tiempo real y plantea interrogantes profundos sobre la permanencia de la esencia humana.

Tal como informa EFE, un grupo de investigadores y artistas de Australia decidió convertir esta visión en una realidad tangible. El proyecto, bautizado “Revivificación”, integra tecnología de última generación para recrear un “minicerebro” a partir de células madre. Dicho tejido se conecta a un sistema de placas de latón y transductores que transforman las señales neuronales en una banda sonora. Este espectáculo sonoro, inaugurado el 5 de abril, está revolucionando la forma en que percibimos la mente y la posibilidad de inmortalizar experiencias creativas.

La obra se inspira en los experimentos pioneros de Lucier, quien en 1965 se atrevió a traducir las ondas cerebrales en sonidos en vivo. Ahora, los investigadores rescatan esa audacia para explorar si un destello de la memoria o la inventiva del compositor subsiste más allá de la muerte. Además de exhibir la pieza, han compartido sus reflexiones sobre la delgada línea que separa la vida de la muerte y la puerta que abre la ciencia al prolongar la presencia de una persona mediante la manipulación de su tejido celular.

Algunos científicos involucrados comparan esta propuesta con otros esfuerzos en los que el arte y la biología se unen para retar los límites del conocimiento. Desde la utilización de organoides neuronales en investigaciones médicas hasta instalaciones de artistas que trabajan con células vivas, existen múltiples precedentes que demuestran la creciente fascinación por fusionar disciplinas. Este tipo de iniciativas han sido reportadas en foros científicos y exposiciones internacionales, generando debates sobre la ética, la identidad y la noción de consciencia en entornos híbridos.

La exhibición, por tanto, no solo enciende la curiosidad de visitantes que se sienten embargados por sonidos poco convencionales, sino que remueve la discusión acerca de la preservación de la creatividad. ¿Podrá la inspiración de Lucier trascender en esos delicados impulsos neuronales? ¿Se trata de un simple experimento biotecnológico o del inicio de una nueva era de expresión artística? El tiempo y las investigaciones futuras dictarán si la memoria de un compositor puede anidar, de alguna forma, en un laboratorio dispuesto a descubrir los misterios que rodean la existencia humana.

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