La República Dominicana volvió a colocar el tema del derecho de autor en el centro de la conversación internacional, en un momento en que la tecnología está cambiando las reglas del juego para creadores, usuarios y plataformas. La participación dominicana en los debates más recientes de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual dejó claro que el país no quiere limitarse a observar cómo se redefine el sistema, sino influir en ese proceso.
Durante la 47.ª sesión del Comité Permanente de Derecho de Autor y Derechos Conexos (SCCR), celebrada en Ginebra, según informó Presidencia, el director general de la Oficina Nacional de Derecho de Autor (ONDA), José R. Gonell Cosme, expuso las líneas centrales de las políticas públicas que impulsa el Gobierno dominicano para fortalecer la industria creativa y asegurar una remuneración justa a los autores por el uso comercial de sus obras.
El planteamiento dominicano partió de una realidad compartida por muchos países: la aceleración tecnológica ha desbordado marcos legales pensados para otros tiempos. Frente a ese escenario, Gonell Cosme insistió en la urgencia de reglas claras y equilibradas que ofrezcan seguridad jurídica tanto a los titulares de derechos como a los usuarios, especialmente en los entornos digitales donde la circulación de contenidos no conoce fronteras.
En ese contexto, el funcionario propuso que los Estados miembros evalúen un modelo de sistema único de remuneración, capaz de servir como referencia legislativa sin imponer esquemas rígidos. La idea, explicó, es ofrecer una guía flexible que respete las particularidades jurídicas de cada país, pero que evite la fragmentación normativa que hoy complica la gestión colectiva y la protección efectiva de los derechos de autor.
La propuesta no surge en el vacío. Varios países del Grupo de América Latina y el Caribe ya han avanzado en el reconocimiento del derecho a la remuneración por la puesta a disposición de obras mediante gestión colectiva. México y Uruguay figuran entre los casos más consolidados, mientras que Brasil, Chile, Paraguay, Colombia y Perú discuten actualmente proyectos de ley en esa misma dirección. Para la delegación dominicana, elevar este tema a una discusión central en la OMPI permitiría ordenar el debate y ofrecer alternativas concretas a los legisladores.
Radiodifusión e inteligencia artificial también ocuparon un lugar sensible en la agenda. El borrador del Tratado sobre la Protección de las Organizaciones de Radiodifusión fue analizado artículo por artículo, con consensos parciales y otros puntos que siguen generando tensiones, sobre todo en materia de excepciones, limitaciones y reciprocidad entre Estados. Para países como la República Dominicana, donde la radiodifusión sigue siendo clave para la difusión cultural, el tema conecta directamente con desafíos como la piratería digital y el consumo transfronterizo de contenidos.
La inteligencia artificial añadió otra capa de complejidad al debate. Las delegaciones coincidieron en que el uso de obras protegidas para entrenar sistemas de IA no puede seguir en un limbo jurídico. Se solicitaron estudios específicos y se discutieron posibles mecanismos de autorización, compensación y cumplimiento, con una señal clara: el vacío normativo ya no es sostenible.
También se revisaron propuestas sobre limitaciones y excepciones para bibliotecas, archivos, centros educativos y personas con discapacidad, reafirmando compromisos asumidos en años anteriores y reconociendo la necesidad de equilibrar acceso al conocimiento con protección efectiva de los derechos.
Para Gonell Cosme, más allá de los acuerdos formales, esta sesión marca un punto de inflexión. El avance gradual del tratado de radiodifusión y la incorporación definitiva de la inteligencia artificial en la agenda confirman que el derecho de autor está en plena redefinición. La tensión entre proteger al creador y facilitar el acceso en lo digital atraviesa todo el debate y obliga a decisiones estratégicas.
Independientemente de su tamaño, la República Dominicana apuesta a no quedarse al margen. Estar presente en estos foros, con propuestas concretas y voz propia, se perfila como una estrategia clave para que creadores, artistas y productores locales no queden rezagados en un sistema global que se está reescribiendo a toda velocidad.
