La discusión internacional sobre el sargazo dio un giro significativo esta semana, cuando la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente decidió colocar el tema en el centro de su agenda. El fenómeno, que cada año llega a costas caribeñas con mayor intensidad, había sido motivo de preocupación científica y turística, pero no contaba con un respaldo político global de esta magnitud.
Según Presidencia, la resolución aprobada en la UNEA-7 marca la primera vez que este órgano adopta un instrumento específico sobre el sargazo. El documento introduce el asunto en el marco de la cooperación ambiental internacional y reconoce que su impacto no solo afecta al Caribe, sino también a comunidades de África Occidental que enfrentan retos similares.
La resolución subraya que la llegada masiva de esta macroalga altera la vida económica y social de los territorios afectados. Además de los trastornos provocados en el turismo, las autoridades han reportado afectaciones en la biodiversidad marina, la pesca artesanal y en ciertos indicadores de salud pública debido a los gases que emanan las acumulaciones en descomposición. Aunque las causas del incremento en estas floraciones continúan en estudio, investigadores han vinculado su expansión con cambios en patrones oceánicos y aportes de nutrientes provenientes de cuencas fluviales de gran escala, como la del Amazonas, según publicaciones recientes de la Universidad del Sur de Florida.
Como parte de su mandato, la UNEA solicitó al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente un informe detallado que recopile iniciativas vigentes, vacíos de acción y oportunidades de cooperación científica y técnica. Este documento servirá como base para una reunión de alto nivel, concebida para armonizar esfuerzos y promover soluciones que puedan adaptarse a las distintas realidades regionales.
La delegación dominicana jugó un papel clave en las negociaciones, articulando posiciones entre los países del Gran Caribe y logrando sumar a Barbados y Jamaica como copatrocinadores. Claudia Taboada, ministra consejera y negociadora principal, destacó que el avance representa más de cuatro años de gestiones diplomáticas orientadas a situar el tema dentro de las prioridades globales. Aunque admite que algunas propuestas iniciales quedaron fuera del texto final, valora el resultado como un punto de partida que eleva la relevancia del fenómeno ante la comunidad internacional.
La región encara ahora el desafío de convertir esta resolución en acciones concretas. Expertos ambientales consultados por organismos multilaterales han insistido en la importancia de fortalecer los sistemas de monitoreo, impulsar tecnologías de recolección más eficientes y promover el uso productivo del sargazo, desde fertilizantes hasta materiales industriales. Cada país deberá adaptarse a sus capacidades, pero la nueva plataforma global promete abrir puertas a financiamiento, intercambio de información y mayores alianzas científicas.
En adelante, el Caribe podrá plantear el tema con mayor peso diplomático y técnico, apostando a que esta primera resolución abra un camino sostenido de cooperación frente a un fenómeno que se ha vuelto parte de la realidad contemporánea de nuestras costas.
