Cuando Ronald Acuña Jr. salió a batear en West Sacramento, lo hizo con la malicia de quien sabe que el espectáculo apenas comienza. El venezolano, que 24 horas antes había causado alarma al quedar fuera del lineup por molestias en la espalda, respondió con dos bambinazos que silenciaron cualquier duda sobre su estado físico.
Su primer palo de 110 mph abrió un rally de cuatro carreras en la misma primera entrada; el segundo, hacia el right-center en el cuarto episodio, vino contra un pitcheo difícil de alcanzar y subrayó su capacidad para ajustar sobre la marcha. Con este juego, Acuña llegó a 14 partidos de dos cuadrangulares en su carrera y a 37 jonrones como primer bate del encuentro, uno de los mejores registros de la era moderna.
El contexto es inmejorable Truist Park acogerá el T-Mobile Home Run Derby el próximo 14 de julio, y el jardinero ya confirmó su participación hace dos semanas. Para el público de Atlanta y para el propio Acuña, quien volverá a sentir el rugido de su gente tras una larga rehabilitación de ligamento cruzado la cita promete ser memorable.
Detrás de los fuegos artificiales hay datos que resaltan su impacto. Antes del juego, su promedio de .331, con OPS superior a 1.050, lo mantenía entre los cinco mejores bateadores de la Liga Nacional pese a un bajón de .171 en los 15 encuentros previos. Ese slump terminó justo a tiempo para las festividades, reforzando la percepción interna de los Bravos de que, con un Acuña saludable, “algo bueno siempre va a pasar”, como admitió el abridor Bryce Elder tras la victoria.
Los Atléticos fueron víctimas colaterales de un lineup que también vio jonrones de Drake Baldwin, Austin Riley y Marcell Ozuna, la primera vez esta temporada que Atlanta conecta cinco vuelacercas en un mismo partido. Pero la escena giró alrededor del número 13 apenas un día antes, Reuters informaba que su problema de espalda lo había sacado del juego en el último minuto, y la disponibilidad para el Clásico de Media Temporada estaba en el aire. La respuesta vino más rápido que una recta dos swings ruidosos, cero limitaciones.
A nivel de pronóstico, los rivales del Derby ya confirmados James Wood, Cal Raleigh y Brent Rooker, entre otros llegan con poder de sobra, pero ninguno combina explosividad y velocidad como el venezolano. Mientras los analistas se concentran en quién puede sacar más pelotas del parque, los entrenadores de Atlanta celebran algo menos visible el timing de Acuña parece otra vez perfecto, ese factor que en 2023 le permitió coquetear con un 40-40 y que ahora, tras meses de rehabilitación, vuelve a asomar.
Si el miércoles en California fue apenas un anticipo, el lunes en Atlanta podría ser inolvidable. Y si los fuegos artificiales sonaban temprano, agárrense para lo que viene cuando Acuña está sano y motivado, la fiesta rara vez se queda corta.
