El Kremlin negó este jueves que el ejército ruso ataque infraestructura civil, en respuesta a las denuncias de la Unión Europea (UE) por los bombardeos que dañaron la sede de su delegación en Kiev.
Según reseña la agencia EFE, el portavoz presidencial Dmitri Peskov insistió en que las Fuerzas Armadas rusas “cumplen sus misiones” y sólo golpean objetivos militares o vinculados a la defensa ucraniana. Al mismo tiempo, acusó a Kiev de atacar “infraestructura pacífica” en Rusia, como las refinerías que abastecen a la maquinaria de guerra del Kremlin.
Sin embargo, la versión oficial contrasta con los hechos reportados por las propias autoridades ucranianas y comunitarias. El presidente del Consejo Europeo, António Costa, afirmó que la sede diplomática de la UE en Kiev fue alcanzada “deliberadamente” y compartió imágenes de las instalaciones dañadas. “La agresión rusa sólo refuerza nuestra determinación de apoyar a Ucrania y a su gente”, expresó.
Por su parte, la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, calificó los ataques como una burla a los esfuerzos de paz internacionales. “Mientras el mundo busca un camino hacia la paz, Rusia responde con misiles”, declaró, subrayando que Moscú debe detener la violencia y sentarse a negociar.
El Ministerio de Defensa ruso admitió el uso de drones y misiles hipersónicos Kinzhal contra objetivos en Ucrania, entre ellos supuestas instalaciones militares. Pero, según la Fiscalía de Kiev, varios proyectiles alcanzaron zonas residenciales de la capital, dejando al menos 14 civiles muertos, incluidos tres menores de edad, y medio centenar de heridos.
La Fuerza Aérea ucraniana reportó que durante la ofensiva nocturna Rusia lanzó 598 drones y 31 misiles de distintos tipos, incluyendo de crucero y balísticos. Además, confirmó que todavía se busca a diez personas desaparecidas bajo los escombros.
El episodio vuelve a elevar la tensión en plena guerra y refleja la distancia entre la narrativa del Kremlin y el costo humano que enfrenta la población ucraniana.








