La silueta inconfundible de Barcelona tiene un nuevo récord. La basílica de la Sagrada Familia, joya arquitectónica concebida por Antoni Gaudí, acaba de superar a la catedral de Ulm, en Alemania, para convertirse oficialmente en el templo católico más alto del planeta. El avance se logró con la colocación del primer elemento de la cruz que coronará la torre central dedicada a Jesucristo.
Según informó la agencia EFE, el hito se alcanzó tras instalar el brazo inferior de la cruz, una pieza monumental de 7,25 metros de alto y 24 toneladas, que eleva la estructura a 162,91 metros. Con esta altura, la basílica supera los 161,53 metros del templo luterano de Ulm, que había mantenido el récord desde el siglo XIX.
La obra, que combina ingeniería, arte y fe, avanza con precisión quirúrgica hacia su culminación. La torre de Jesucristo alcanzará los 172,5 metros en 2026, año en que se celebrará el centenario de la muerte de Gaudí. Para entonces, Barcelona se prepara para recibir al papa León XIV en un acto central que marcará el cierre de más de un siglo de construcción.
El diseño de la cruz no solo aporta altura, sino también simbolismo. Su geometría de doble giro transforma una base cuadrada en una parte superior octagonal, revestida con cerámica blanca esmaltada y vidrios que reflejan la luz mediterránea. La pieza llegó en julio, dividida en cuatro paneles, y fue ensamblada sobre una plataforma a 54 metros del suelo, donde se realizaron los acabados interiores y la colocación de piedra.
Una vez completa, la cruz medirá 17 metros de alto y 13,5 de ancho, el equivalente a un edificio de cinco plantas. Cada avance en la Sagrada Familia reafirma el espíritu visionario de Gaudí, quien soñó con una obra que dialogara con el cielo y la ciudad. Hoy, ese sueño está más cerca de su forma definitiva, y Barcelona vuelve a mirar hacia arriba, con la misma admiración que inspiró al arquitecto hace más de un siglo.
