La mañana comenzó con un ritmo inusual en el aeropuerto de Dublín. Los viajeros que esperaban retomar su rutina se encontraron con pantallas repletas de avisos en rojo y un ambiente marcado por la incertidumbre, mientras los vientos de la tormenta Bran golpeaban con fuerza la isla.
Según EFE, las autoridades irlandesas mantuvieron a todos los condados bajo alerta naranja durante diferentes tramos del día, una medida que refleja la magnitud del fenómeno y el impacto inmediato en el transporte aéreo y marítimo. El propio aeropuerto de Dublín confirmó que 42 vuelos quedaron cancelados a primera hora divididos en partes iguales entre salidas y llegadas con la expectativa de más interrupciones a medida que las ráfagas continuaran intensificándose.
La situación meteorológica también activó la alerta amarilla en Irlanda del Norte, una decisión del Met Office británico que busca anticipar riesgos asociados a la combinación de lluvia persistente y vientos fuertes. En zonas rurales, donde los suelos ya venían saturados tras una semana de precipitaciones, los expertos temen desbordamientos de ríos y anegamientos repentinos. Met Éireann advirtió que cualquier acumulación adicional de agua podría agravar los daños, especialmente en comunidades cercanas a cauces vulnerables.
El impacto no se limita al espacio aéreo. La conexión marítima entre Irlanda y Gran Bretaña quedó prácticamente paralizada con la cancelación de la mayoría de los ferris, un golpe logístico para rutas comerciales y para cientos de pasajeros que dependen de ese enlace diario. Las autoridades han insistido en mantenerse alejados de zonas costeras, donde las olas superan niveles habituales y representan un riesgo considerable incluso para observadores curiosos.
Este episodio vuelve a poner sobre la mesa la creciente frecuencia de tormentas intensas en la región, un tema que científicos del Centro Europeo de Predicción Meteorológica han vinculado a patrones atmosféricos más inestables en el Atlántico Norte. Si bien aún es temprano para evaluar daños, el cierre parcial de infraestructuras críticas ya deja claro que Bran se perfila como una de las tormentas más disruptivas de este invierno.
Los organismos de emergencia continúan monitoreando la evolución del sistema mientras los irlandeses se preparan para una jornada complicada. Con rutas alteradas, servicios suspendidos y el clima en ascenso, el país enfrenta un martes que exige prudencia y paciencia.








