La jornada de este lunes estuvo marcada por un fuerte temporal que afectó a diversas comunidades de España, con lluvias torrenciales, caída de árboles y suspensión de clases en varias provincias. El fenómeno meteorológico, acompañado de granizo y ráfagas de viento superiores a los 100 km/h, obligó a activar planes de emergencia y a mantener en alerta a la población.
Según reportes de medios españoles, las provincias de Alicante y Castellón fueron de las más afectadas, con escuelas cerradas y daños materiales significativos. En la Comunidad Valenciana, particularmente en la localidad de Callosa de Segura, los vientos huracanados provocaron destrozos en calles y viviendas, mientras en Cataluña se emitieron alertas a los teléfonos móviles de los ciudadanos como medida preventiva.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) declaró nivel de riesgo máximo en Tarragona, Aragón, Cataluña y la Comunidad Valenciana, debido a la magnitud de las precipitaciones y la fuerza del viento. En respuesta, las autoridades recomendaron limitar desplazamientos y mantenerse atentos a los canales oficiales de información.
Este episodio se suma a una serie de eventos climáticos extremos que han golpeado la península en los últimos años, reforzando el debate sobre la vulnerabilidad del territorio ante fenómenos asociados al cambio climático. Expertos en meteorología recuerdan que la intensificación de tormentas y lluvias torrenciales en el Mediterráneo no es un hecho aislado, sino parte de una tendencia creciente que demanda políticas públicas más sólidas en materia de prevención y resiliencia urbana.
Mientras equipos de emergencia trabajan para restablecer la normalidad en las zonas afectadas, los ayuntamientos evalúan los daños y preparan medidas de asistencia a las familias impactadas por el temporal. La incertidumbre persiste, ya que Aemet advierte que las lluvias podrían continuar en los próximos días, manteniendo el riesgo de inundaciones repentinas en distintos puntos del país.