Las puertas de la discoteca Jet Set se cerraron con un estallido de preocupaciĂłn y congoja. Vecinos de la zona, choferes de carros pĂşblicos y allegados de las vĂctimas han expresado su dolor por el fatĂdico incendio que cobrĂł decenas de vidas. Entre corrillos y oraciones, se oye a la gente exclamar que hace falta mayor control de parte de las autoridades y que no es la primera vez que un local nocturno lidia con un episodio parecido. Algunos recuerdan el caos desatado en otros establecimientos que, aĂąos atrĂĄs, sufrieron siniestros similares.
Como seĂąala ListĂn Diario, en un trabajo firmado por Scharazade RodrĂguez, los datos preliminares confirman 113 fallecimientos, de los cuales 33 cadĂĄveres permanecen sin identificar en el Instituto Nacional de PatologĂa Forense. SegĂşn el director de esa instituciĂłn, Santo JimĂŠnez PĂĄez, se priorizarĂĄ a quienes ya cuentan con familiares reclamando los restos y, mĂĄs adelante, se presentarĂĄ un archivo fotogrĂĄfico para ayudar en la identificaciĂłn de las vĂctimas restantes. Mientras tanto, la ProcuradurĂa General de la RepĂşblica y el Ministerio de Salud PĂşblica preparan un registro oficial que precise el nĂşmero de personas atendidas, la magnitud real de la tragedia y otras consideraciones forenses.
La atmĂłsfera de incertidumbre tambiĂŠn se extiende a los seres queridos que rondan los hospitales y morgues en busca de cualquier noticia. Para algunos, la espera se ha convertido en un martirio. Al mismo tiempo, medios locales y nacionales han incluido declaraciones de socorristas que destacan las dificultades para recuperar a todos los afectados de forma ĂĄgil, aludiendo a la densa humareda y a las condiciones estructurales del lugar. La Cruz Roja Dominicana, cuyas brigadas participaron en labores de rescate, citĂł procedimientos de emergencias que son de rigor internacional, pero subrayĂł la necesidad de reforzar prĂĄcticas preventivas y auditorĂas regulares en establecimientos concurridos.
Los expertos en seguridad ciudadana advierten que sucesos de esta Ăndole reflejan un problema mĂĄs amplio en la cultura de prevenciĂłn. No solo es cuestiĂłn de alarmas o salidas de emergencia adecuadas: una respuesta eficaz requiere supervisiones tĂŠcnicas, entrenamiento al personal y conciencia ciudadana. Varias voces en la opiniĂłn pĂşblica han pedido a los legisladores endurecer los requisitos para la operaciĂłn de bares y discotecas, especialmente en materia de salubridad y sistemas contra incendios.
Aunque todavĂa se desconoce la causa precisa del fuego, esta situaciĂłn reaviva la discusiĂłn sobre la responsabilidad de los entes reguladores y los empresarios, ademĂĄs de la importancia de la colaboraciĂłn ciudadana en la observaciĂłn de las normas de seguridad. Nadie quiere presenciar otra escena donde la mĂşsica se transforme en lamentos y el baile en confusiĂłn colectiva. Todo apunta a que el paĂs necesita revisar sus protocolos, educar al pĂşblico y exigir responsabilidad a los establecimientos, con la esperanza de que no vuelva a repetirse una desgracia de esta magnitud.