El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió posponer por tres meses la entrada en vigor de la ley que prohibiría el uso de TikTok en territorio estadounidense, dando un nuevo respiro a la aplicación propiedad de la compañía china ByteDance. Con esta extensión, el plazo legal se traslada hasta el 16 de diciembre, fecha límite para que se concrete la venta de la filial estadounidense de la plataforma.
Según informó la agencia EFE, este es el cuarto aplazamiento decretado por la Casa Blanca, tras decisiones similares en enero, abril y junio de este mismo año. La medida llega después de que representantes de Washington y Pekín alcanzaran un acuerdo preliminar en Madrid, con la participación del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, y el viceprimer ministro chino, He Lifeng.
El entendimiento busca que la operación de TikTok en Estados Unidos quede bajo control de capital estadounidense, algo que, de lograrse, marcaría un giro en las tensiones que desde hace meses enfrentan a Washington y Pekín en materia de tecnología y seguridad digital. Actualmente, la filial norteamericana de la red social concentra unos 150 millones de usuarios activos, parte de los 1.500 millones que la aplicación asegura tener en todo el mundo.
El Congreso estadounidense aprobó la legislación que exige a ByteDance desvincularse totalmente de TikTok, argumentando riesgos de seguridad nacional. Washington teme que los datos de millones de usuarios estadounidenses puedan quedar en manos del gobierno chino, una acusación que Pekín ha rechazado reiteradamente.
El aplazamiento también se produce en la antesala de una conversación telefónica prevista entre Trump y el presidente chino, Xi Jinping, en la que se espera abordar tanto el futuro de la aplicación como el marco de las relaciones económicas entre ambos países.
Aunque durante su primer mandato Trump adoptó una postura muy crítica contra TikTok, actualmente reconoce que la plataforma le permitió acercarse a un público joven en plena campaña electoral, lo que ha suavizado su mirada hacia la aplicación. Esta evolución en su discurso refleja cómo la política digital y las tensiones geopolíticas siguen cruzándose en la agenda de Washington.
