Las declaraciones del expresidente Donald Trump volvieron a encender el debate migratorio en Estados Unidos, luego de lanzar una serie de comentarios dirigidos a la comunidad somalí asentada en el país. Sus palabras, pronunciadas durante una sesión televisada de su gabinete, avivaron tensiones en un momento ya marcado por discusiones políticas sobre integración y seguridad.
Según la agencia EFE, Trump reaccionó con dureza ante los reportes de que las autoridades migratorias evaluaban operativos en Minnesota, estado que alberga una de las comunidades somalíes más numerosas fuera de África. Ese contexto fue el punto de partida para una intervención en la que el exmandatario criticó de forma directa a los inmigrantes somalíes y su presencia en territorio estadounidense.
El exgobernante llegó a decir que Estados Unidos iría por mal camino si continuaba recibiendo “basura”, una expresión que generó rechazo inmediato entre organizaciones de derechos civiles. En Minnesota, funcionarios estatales advirtieron que cualquier operativo de ese tipo podría afectar incluso a ciudadanos estadounidenses que, por rasgos o ascendencia, pudieran ser identificados erróneamente como migrantes irregulares.
Las Ciudades Gemelas Minneapolis y St. Paul se han convertido desde los años noventa en un punto de arraigo para la diáspora somalí, que busca estabilidad y oportunidades fuera de un país afectado por décadas de conflicto. Esa presencia, que ha dado origen a una comunidad vibrante y culturalmente activa, suele ser motivo de orgullo local, aunque también ha sido blanco de ataques políticos recurrentes.
Trump retomó además sus críticas hacia la congresista Ilhan Omar, figura emblemática precisamente de esa comunidad. A ella la calificó de “incompetente” y afirmó que “odia a todo el mundo”. Omar respondió desde sus redes sociales, señalando que la constante atención del exmandatario hacia ella resulta “espeluznante” y sugiriendo que Trump “necesita ayuda”.
Las declaraciones llegan en un periodo donde la conversación nacional sobre inmigración se encuentra especialmente polarizada. En estados como Minnesota, líderes comunitarios han reiterado que los discursos que deshumanizan a grupos específicos no solo tensan el clima social, sino que también alimentan percepciones erróneas sobre una población que ha contribuido al desarrollo económico y cultural del estado.
Mientras continúa el intercambio político, expertos en políticas migratorias insisten en que la seguridad nacional y la gestión fronteriza pueden abordarse sin recurrir a discursos que estigmaticen comunidades enteras. A escala local, líderes somalí-estadounidenses han reafirmado su intención de participar activamente en la vida cívica para contrarrestar narrativas que los presentan como una amenaza.








