La tensión entre Venezuela y Estados Unidos volvió a escalar este viernes, esta vez con un discurso frontal desde el alto mando militar venezolano. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, lanzó una advertencia directa al asegurar que Washington estaría preparando el terreno para un conflicto armado en América Latina y el Caribe, en medio de un despliegue aeronaval estadounidense que Caracas interpreta como una amenaza abierta.
Según informó la agencia EFE, el pronunciamiento se produce en un contexto de creciente fricción política y militar, marcado por maniobras navales de Estados Unidos en el mar Caribe y por recientes acciones contra activos venezolanos. Para el Gobierno de Nicolás Maduro, estas operaciones no son aisladas ni rutinarias, sino parte de una estrategia más amplia orientada a forzar un cambio de poder en el país.
Padrino López habló de un país “alzado” y en “rebeldía”, términos que buscan reforzar un relato de resistencia frente a lo que calificó como una arremetida del “imperialismo norteamericano”. En su discurso, el ministro vinculó el despliegue militar estadounidense con un patrón histórico de intervenciones en la región, apelando a una memoria colectiva que todavía pesa en buena parte de América Latina.
Uno de los puntos más delicados fue la denuncia sobre la confiscación de un buque cargado con crudo venezolano por fuerzas estadounidenses frente a las costas del país suramericano. Para Caracas, ese hecho constituye una violación directa al derecho internacional, a la libre navegación y al comercio marítimo, argumentos que el Ejecutivo ha reiterado en distintos foros multilaterales sin lograr, hasta ahora, un cambio en la postura de Washington.
El ministro también denunció acciones que calificó como intimidatorias, entre ellas el sobrevuelo de aviones de combate F-18 en áreas cercanas al Golfo de Venezuela. Aunque Estados Unidos no ha reconocido una incursión en espacio aéreo venezolano, plataformas de seguimiento aeronáutico registraron movimientos que alimentaron la narrativa de amenaza militar difundida por el oficialismo.
Más allá del cruce de declaraciones, el episodio refleja un deterioro persistente de las relaciones bilaterales. Las sanciones económicas, el desconocimiento político y la presión diplomática siguen siendo ejes centrales del conflicto, mientras el componente militar reaparece como un factor de riesgo que inquieta no solo a Venezuela, sino a otros gobiernos del Caribe atentos a cualquier escalada.
En un escenario regional ya cargado de tensiones, el discurso de Padrino López busca cerrar filas internas y enviar un mensaje hacia afuera Venezuela se presenta como un actor dispuesto a resistir, aun cuando el costo sea mantener vivo un clima de confrontación que, por ahora, no muestra señales claras de distensión.
