La maquinaria de las zonas francas volvió a tomar velocidad en 2025, con un ritmo de aprobaciones que deja claro que el país sigue siendo terreno fértil para la inversión productiva. Nuevas empresas, más parques industriales y proyectos de mayor escala dibujan un escenario que impacta directamente en el empleo formal y en la capacidad exportadora de la economía dominicana.
Tal como informa Presidencia, durante este año el Consejo Nacional de Zonas Francas de Exportación (CNZFE) dio luz verde a 82 nuevas empresas y a la instalación de 10 parques industriales, una señal de confianza del sector privado en el régimen y en la estabilidad del clima de negocios. Solo estas aprobaciones implican inversiones combinadas que superan los 344 millones de dólares, entre empresas y parques, una cifra nada despreciable en el contexto regional.
El detalle sectorial ayuda a entender hacia dónde se mueve la industria. Los servicios encabezan la lista con 18 nuevas empresas, seguidos por el tabaco y sus derivados, que mantiene su peso histórico con 15 aprobaciones. También aparecen con fuerza actividades vinculadas a textiles, dispositivos eléctricos y electrónicos, así como dispositivos médicos, un subsector que continúa consolidándose como uno de los más sofisticados del régimen.
A eso se suma una mezcla cada vez más diversa de actividades productivas: plásticos, cartón, tubos, vidrio, desarrollo de software y servicios de outsourcing, entre otras. Esa diversidad no es casual; responde a una estrategia que busca reducir la dependencia de pocos rubros y empujar a las zonas francas hacia cadenas de mayor valor agregado.
Las cifras no solo superan las del año pasado, sino que marcan una tendencia clara. En 2024 se aprobaron 74 empresas con inversiones cercanas a los 196 millones de dólares. En 2025, además de ocho empresas más, la inversión proyectada creció un 13 %, lo que apunta a proyectos de mayor tamaño y complejidad, capaces de generar empleos más calificados y mejor remunerados.
Este desempeño anual encaja en una película más larga. Desde 2020, el régimen de zonas francas ha aprobado 436 empresas, con una proyección de más de 61 mil empleos directos y una inversión acumulada que supera los 1,080 millones de dólares. A eso se añade una estimación de generación de divisas por encima de los 800 millones, un aporte clave para la balanza externa.
En un contexto internacional marcado por la relocalización de cadenas de suministro y la búsqueda de destinos confiables en el Caribe y Centroamérica, la República Dominicana ha sabido capitalizar su estabilidad macroeconómica, su ubicación estratégica y un marco regulatorio que, aunque perfectible, ofrece reglas claras. No es casual que organismos regionales como la CEPAL y entidades financieras multilaterales destaquen al país como uno de los polos industriales más dinámicos de la región.
El reto ahora no es solo mantener el ritmo, sino profundizar la calidad del crecimiento: más innovación, mayor integración con proveedores locales y una expansión territorial que lleve los beneficios de las zonas francas a más comunidades. Si el 2025 sirve de termómetro, el sector sigue caliente y con margen para seguir creciendo.
