Trump admite la complejidad de negociar con Zelenski y reaviva la discusión sobre Crimea

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció públicamente que el diálogo con el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, resulta “más arduo de lo que imaginaba” y que, en contraste, percibe mayor margen para un entendimiento directo con Moscú.

Según reportes de EFE, la declaración se produjo durante un intercambio con la prensa en el Despacho Oval, donde el jefe de Estado subrayó que Washington “necesita un acuerdo con Rusia y con Zelenski” para frenar el conflicto y estabilizar los mercados energéticos.

Trump amplió su postura poco después en su red social Truth Social. Allí calificó de “perjudiciales” las palabras de Zelenski quien condiciona cualquier alto el fuego al retiro total de las tropas rusas y rechaza reconocer la anexión de Crimea y sostuvo que la península “se perdió hace años” y “ni siquiera debería discutirse” en una mesa de paz.

Zelenski, por su parte, reiteró horas antes que Kiev solo entablará conversaciones “cuando Rusia cese el fuego” y que Crimea “no es negociable”. Ese posicionamiento mantiene el proceso estancado: Moscú declara estar disponible para el diálogo, pero exige que Ucrania reconozca la soberanía rusa sobre el territorio anexado en 2014.

Implicaciones diplomáticas

  • Cálculo político en Washington. Trump confía en que un pacto rápido aliviaría la presión inflacionaria derivada de la guerra, reforzando su credibilidad como negociador internacional en la antesala de la cumbre del G7.

  • Líneas rojas de Kiev. Para el gobierno ucraniano, admitir la pérdida de Crimea equivaldría a validar la ocupación y debilitar su posición interna, donde la sociedad exige la recuperación total del territorio.

  • Efectos en la seguridad europea. Países como Francia y Alemania alertan que cualquier concesión permanente sobre Crimea crearía un precedente peligroso para otros litigios territoriales en el continente.

Escenarios posibles

  1. Acuerdo de statu quo congelado. Ucrania aceptaría un alto el fuego sin reconocer formalmente la anexión, mientras Rusia mantendría el control de facto; Occidente aliviaría sanciones específicas.

  2. Continuación del conflicto. Si Kiev y Moscú no ceden, las hostilidades podrían intensificarse, con el riesgo de nuevas escaladas regionales.

  3. Negociación por etapas. Una fórmula intermedia contemplaría un cese temporal de operaciones militares y la apertura de foros multilaterales para abordar Crimea y Donbás por separado.

La Casa Blanca aún no confirma si presentará un borrador formal de paz. No obstante, la admisión de Trump sobre la dificultad de tratar con Zelenski sugiere que Washington explora vías alternativas de presión diplomática. El desenlace dependerá, en buena medida, de la disposición de Kiev a flexibilizar sus exigencias y de la voluntad de Moscú de aceptar garantías internacionales que respalden un acuerdo estable.

En cualquier caso, el calendario geopolítico se estrecha: la próxima reunión ministerial de la OTAN y la cumbre del G7, ambas programadas para julio, podrían convertirse en termómetro de la capacidad real de las potencias para encauzar una salida negociada antes de que la guerra cumpla su tercer año.

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