La madrugada del pasado martes sacudió el sentir dominicano cuando un evento trágico en la reconocida discoteca Jet Set llenó de dolor a familias y amigos de quienes se encontraban en ese lugar de entretenimiento. El domingo siguiente, el presidente Luis Abinader acudió a una misa especial en el polideportivo de Haina, en San Cristóbal, para unirse al homenaje póstumo a todas las víctimas de esa fatídica noche.
Según el medio digital deultimominuto, la ceremonia inició a las 11:00 de la mañana, convocando a cientos de personas que llegaron para acompañar al mandatario y mostrar solidaridad. Este evento formó parte de una serie de acciones emprendidas por el Gobierno, desde el primer instante de la emergencia, con el fin de socorrer a los afectados y a sus familiares, así como de rendir tributo a quienes perdieron la vida.
El Jet Set, fundado a finales de la década de los 70, se erigió como uno de los espacios más emblemáticos del entretenimiento en Santo Domingo, albergando conciertos de merengue y salsa durante décadas, de acuerdo con datos disponibles en archivos de noticias culturales del país. La discoteca ha sido un símbolo de la vida nocturna dominicana, lo que incrementó la conmoción tras conocerse la magnitud de la tragedia.
En paralelo, varias organizaciones extranjeras ofrecieron su apoyo. Equipos de rescate de Puerto Rico y de la comunidad judía de origen mexicano se sumaron a los grupos dominicanos en las labores de búsqueda, resaltando la coordinación y el profesionalismo observados durante la emergencia.
Desde la perspectiva oficial, Abinader siguió de cerca los acontecimientos, llegando al lugar para supervisar el esfuerzo de rescate y auxilio en las primeras horas. Además, decretó días de duelo nacional para honrar la memoria de los fallecidos: los Decretos núm. 194-25 y 195-25 declararon y extendieron el luto hasta el 13 de abril. Distintas instituciones estatales, como el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), la Defensa Civil y la Policía Nacional, se activaron sin demora, reforzando el trabajo de bomberos y paramédicos. A su vez, desde la sociedad civil, compañías privadas de ambulancias y la Cruz Roja Dominicana ofrecieron su respaldo.
Reportes de la Organización Panamericana de la Salud confirman que ante grandes catástrofes, la asistencia coordinada de fuerzas civiles y militares resulta decisiva para reducir pérdidas humanas. En este caso, su apoyo permitió que el rescate avanzara con celeridad y que los hospitales de la capital y zonas periféricas garantizaran atención inmediata a quienes la requirieran.
Este episodio luctuoso obliga a reflexionar sobre la importancia de fortalecer la prevención y la seguridad en los espacios públicos del país. La respuesta conjunta de las autoridades, la sociedad civil y las instituciones internacionales confirma la capacidad de reacción ante la adversidad, un rasgo que se ha visto reforzado en el transcurso de los años con la profesionalización de los cuerpos de emergencia. Mientras la comunidad continúa uniéndose en oración y solidaridad, se espera que la memoria de quienes fallecieron sirva de impulso para reforzar protocolos de seguridad y concienciar sobre la responsabilidad colectiva que conlleva mantener la vida nocturna de Santo Domingo más protegida y organizada.