Santa Bárbara, Samaná. Con el Atlántico de testigo y una brisa que anunciaba temporada alta, el presidente Luis Abinader, acompañado del ministro de Turismo, David Collado, entregó este lunes el nuevo malecón de Santa Bárbara de Samaná. La obra, que asciende a RD$553 millones, incluye 1.3 km de frente marítimo totalmente remozado, ciclovía, módulos comerciales y un robusto sistema de drenaje pluvial pensado para que los aguaceros dejen de ser un dolor de cabeza.
Los números respaldan la apuesta el Banco Central reporta 3,069,766 turistas no residentes en el primer cuatrimestre de 2025, un 1 % más que en igual periodo del año anterior, consolidando la meta oficial de superar los 11 millones de visitantes este año.
Samaná, pese a tener “solo” el 6 % de las habitaciones hoteleras del país, recibió 85,779 llegadas aéreas en 2024, según el Sistema de Inteligencia Turística (SITUR), y su ocupación crece a ritmo de triple dígito en festividades largas.
La intervención va más allá de pintar bordillos se invirtieron RD$200 MM en drenaje, otros RD$200 MM en el tramo oeste, RD$109 MM en el este y RD$43 MM en alumbrado moderno cifras que, de paso, elevan la plusvalía de los predios costeros y reducen riesgos de inundación. La vecina parroquia Santa Bárbara también recibió una inyección de RD$24 MM para su restauración, pieza clave en la ruta de turismo religioso que MITUR impulsa desde 2023.
Para los hoteleros locales la obra llega “como agua de mayo”. El clúster turístico provincial celebra que Samaná aporte ya 5,256 habitaciones, casi todas en establecimientos boutique, un rasgo diferenciador frente a los macro-resorts de Punta Cana.
Más allá del impacto estético, la infraestructura coloca a Santa Bárbara en la misma ruta de renovación costera que han seguido Pedernales y el Distrito Nacional paseos marítimos diseñados para absorber oleaje, promover movilidad no motorizada y servir de vitrina cultural nocturna. En un país donde el 40 % del PIB turístico se genera en zonas costeras, la resiliencia climática dejó de ser discurso y se volvió hormigón, fibra y paneles solares.
Los comerciantes de la avenida de la Marina ya hablan de extender horario; los pescadores, de vender tours al puerto; y los guías, de sumar paradas en la iglesia restaurada. “El futuro de Samaná es brillante”, dijo Abinader. La frase puede sonar a eslogan, pero con malecón nuevo, drenaje seguro y turistas al acecho del próximo atardecer, la provincia parece tener viento a favor.