Un Cessna 550 Citation II se desplomó a las 3:45 a. m. del 22 de mayo en el barrio Murphy Canyon, a unos tres kilómetros del aeropuerto ejecutivo Montgomery-Gibbs, dejando al menos seis fallecidos y más de una decena de viviendas afectadas. El avión venía en aproximación final cuando, según las primeras pesquisas, rozó cables de alta tensión en medio de una densa neblina que cubría la zona.
Según El Universal, al mando de la aeronave iba el propio Dave Shapiro, experimentado piloto, instructor de vuelo y cofundador de Sound Talent Group, acompañado de dos de sus colaboradores.
El trayecto había comenzado en Teterboro, Nueva Jersey, con escala de combustible en Wichita, Kansas, y tenía como destino San Diego. Entre los pasajeros también viajaba Daniel Williams, exbaterista de la banda de metalcore The Devil Wears Prada, quien compartió en redes sociales fotos desde la cabina minutos antes del despegue.
Shapiro, de 42 años, era una figura clave en la escena del rock pesado: representó a Sum 41, Parkway Drive y decenas de actos alternativos desde su sello Velocity Records. Williams, de 39, marcó el sonido inicial de The Devil Wears Prada y, tras su salida de la banda, se mantuvo activo como productor. La industria reaccionó con una oleada de homenajes que subrayaron la influencia de ambos en el crecimiento del metalcore durante la última década.
Testigos afirman que la neblina impedía ver a pocos metros; la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) investiga si el piloto descendió por debajo de la altitud mínima sin visibilidad suficiente o si algún fallo mecánico contribuyó al siniestro. El impacto desató un incendio que envolvió quince viviendas y obligó a evacuar a unas cien personas, aunque no se registraron muertes en tierra.
No es la primera vez que la aviación privada sacude a San Diego: el condado ha registrado al menos cinco accidentes similares en los últimos cinco años, incluido el choque de un Learjet en 2021 que mató a cuatro personas en El Cajón, y otro Cessna 340 que destruyó casas en Santee ese mismo año.
La FAA confirmó que la matrícula N666DS pertenece a Daviator LLC, empresa vinculada a Shapiro, y mantiene bajo custodia los restos del motor para análisis metalúrgico. Mientras tanto, la NTSB revisa las comunicaciones de cabina y los datos de radar para emitir un informe preliminar en las próximas semanas.
Más allá del golpe emocional para la escena musical, la tragedia reabre el debate sobre los protocolos de aproximación nocturna en Montgomery-Gibbs y la necesidad de sistemas de iluminación de pista de mayor alcance, un reclamo que vecinos y pilotos vienen haciendo desde el accidente de 2021. Si algo deja claro este suceso es que la combinación de niebla densa y aviación ejecutiva sigue siendo un cóctel peligroso que las autoridades no pueden seguir ignorando.