Una colisión ocurrida la noche del domingo, a pocos metros de la estación de combustible H3 en el litoral de Juan Dolio (San Pedro de Macorís), dejó como saldo la muerte de Arelis Belén Urbáez, de 30 años, y provocó múltiples lesiones a Leidy Antonia Cuevas Peña y José Gregorio Hernández Guillén, ambos de 37. Los heridos fueron trasladados de urgencia a un centro asistencial de la zona, donde permanecen bajo observación.
Según los reportes preliminares, el choque involucró una pasola y un automóvil Toyota Raize que circulaban en direcciones opuestas. Testigos refieren que el impacto fue lo suficientemente fuerte como para destrozar la parte frontal del vehículo y proyectar a los ocupantes de la pasola contra el pavimento. Las autoridades de la DIGESETT levantaron el acta en el lugar y abrieron una investigación para establecer responsabilidades, con especial atención a la posible combinación de exceso de velocidad y falta de iluminación adecuada en el tramo costero.
El trágico episodio vuelve a encender las alarmas sobre la seguridad vial en el país. Durante 2024, la República Dominicana registró 3 114 muertes por accidentes de tránsito lo que equivale a una víctima cada tres horas, según el Observatorio Permanente de Seguridad Vial (OPSEVI). Un informe consolidado del propio organismo revela que en 2023 se contabilizaron 3 128 fallecidos, con una tendencia crítica en el corredor de la autopista #3 que conecta Boca Chica con San Pedro de Macorís. De acuerdo con estudios sobre mortalidad vial, un 67 % de las víctimas viajaba en motocicleta o pasola, el medio de transporte más popular —y a la vez más vulnerable— del país.
La Organización Mundial de la Salud sitúa al territorio dominicano entre los de mayor tasa de mortalidad vial del continente, con 64,6 muertes por cada 100 000 habitantes, una estadística que supera con creces la media regional. En respuesta, el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT) reimpulsó este año el Plan Estratégico Nacional de Seguridad Vial 2021-2030, que plantea reducir a la mitad las defunciones antes de que termine la década objetivo que, a juzgar por la evolución de los números, todavía luce cuesta arriba.
Mientras las autoridades definen medidas concretas radares portátiles, fotomultas y controles de alcohol a pie de carretera, los residentes de Juan Dolio reclaman señalización reflectante y vigilancia continua en la curva próxima a la bomba H3, un punto que ya acumula varios siniestros graves en los últimos meses. La última palabra, sin embargo, está en manos de los conductores: respetar los límites y usar el equipo de protección adecuado puede marcar la diferencia entre llegar a casa o no volver.