Alto el fuego Israel-Hamás Israel enviará delegación a Doha para cerrar tregua

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Israel y Hamás vuelven a asomarse a la mesa de negociación. Tras el “sí, pero con matices” que la milicia islamista dio al plan de alto el fuego de 60 días, el Gobierno de Benjamín Netanyahu decidió mandar una comitiva oficial a Doha (Catar) para afinar los últimos detalles del acuerdo, que incluye intercambio de rehenes y prisioneros palestinos, así como una retirada militar gradual de Gaza.

Según la agencia EFE, la luz verde salió de una reunión a puerta cerrada en Jerusalén, donde una fuente gubernamental, bajo anonimato, aseguró que el viaje se producirá “de inmediato” y con la misión de transformar la propuesta en un pacto vinculante. Al otro lado de la mesa se sentará un equipo de Hamás que, en palabras propias, llega con “espíritu positivo” y dispuesto a concretar la implementación del cese de hostilidades.

Qué hay sobre la mesa

El borrador negociado por Catar, Egipto y el enviado especial de EE. UU., Steve Witkoff, contempla:

  • Tregua inicial de 60 días. En ese lapso Hamás liberaría a unos diez rehenes vivos y entregaría los restos mortales de al menos treinta cautivos. A cambio, Israel excarcelaría a un número aún por definir de presos palestinos.

  • Retirada militar escalonada. Las FDI se replegarían primero de zonas urbanas densas y luego de corredores estratégicos, siempre que ambas partes cumplan los plazos.

  • Garantías de no retorno a las armas. EE. UU., Catar y Egipto actuarían como garantes para evitar que cualquiera reanude las hostilidades mientras duren los diálogos de paz permanentes.

Presiones que apuran la firma

El reloj humanitario suena fuerte. El Ministerio de Sanidad gazatí cifra en más de 57.300 los fallecidos y en casi 136.000 los heridos desde octubre de 2023, un costo humano que dispara la presión internacional sobre Israel y la propia Hamás.

En Washington, el presidente Donald Trump busca un triunfo diplomático que opaque las críticas internas por la prolongación del conflicto y refuerce su discurso de “negociador nato” antes del ciclo electoral de medio término. Mientras, Netanyahu enfrenta protestas de familiares de rehenes y divisiones dentro de su coalición ultranacionalista, que rechaza cualquier retirada total sin la rendición de la milicia.

El analista israelí Yohanan Plesner advierte que “Netanyahu camina sobre una cuerda floja si firma sin garantías de desarme, pierde a su ala dura; si se niega, pierde a Washington y al centro político” un dilema que explica por qué el premier ha optado por delegar en Catar la parte más espinosa de la conversación.

Obstáculos todavía abiertos

  1. Calendario de retirada. Hamás exige fechas precisas para la salida de todas las tropas; Israel solo acepta un cronograma condicionado al desarme y la entrega de armamento pesado.

  2. Supervisión de fronteras y ayuda humanitaria. Las ONG alertan de un posible colapso logístico si no se habilitan corredores seguros de combustible y alimentos.

  3. Demandas políticas de Hamás. El movimiento insiste en que el acuerdo final debe contemplar el fin del bloqueo a Gaza y la reapertura de Rafah; Tel Aviv lo considera inaceptable sin garantías de seguridad.

Lo que se juega la región

Un cese del fuego prolongado aliviaría la catástrofe humanitaria y abriría la puerta a negociaciones más amplias, quizá bajo el formato de la Iniciativa de Paz Árabe. Sin embargo, cualquier avance dependerá de la capacidad de Catar para mantener a las facciones palestinas alineadas y de la disposición de Israel a asumir costes políticos internos. En paralelo, Irán y Hezbolá observan un alto el fuego exitoso reduciría su espacio de influencia, mientras que un nuevo fracaso los reforzaría como “alternativa de resistencia”.

Mirada crítica

Aun si la delegación israelí y Hamás sellan el acuerdo en Doha, el reto será trasladar las cláusulas a la realidad de un territorio devastado. La experiencia de treguas anteriores que quedaron en papel mojado por ataques puntuales o interpretaciones opuestas revela que sin un mecanismo robusto de verificación los compromisos se diluyen. La presencia de observadores internacionales y el compromiso de Trump de involucrar recursos logísticos de EE. UU. podrían marcar la diferencia, pero la historia reciente aconseja cautela.

Próximos pasos

  • Domingo 6 de julio (tentativo): llegada de las delegaciones a Doha y arranque de las “proximity talks”.

  • Lunes 7 de julio: Netanyahu viaja a la Casa Blanca; se espera un anuncio conjunto sobre avances.

  • Dentro de 15 días: de alcanzarse un consenso, comenzará la liberación escalonada de rehenes y la apertura de corredores humanitarios.

En definitiva, el viaje a Catar es un paso decisivo, pero no la meta. Si el guion se mantiene, podríamos asistir al primer respiro real en casi dos años de guerra. Sin embargo, basta un disparo fuera de libreto para que todo vuelva a foja cero. Por eso, más que celebrar, la región aguarda con el aliento contenido.

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