El terremoto dentro del Gobierno colombiano volvió a sentirse fuerte este 23 de abril el excanciller Álvaro Leyva difundió una carta en la que señala que el presidente Gustavo Petro padece “un problema de drogadicción” y está sometido al chantaje de dos de sus colaboradores más cercanos, Armando Benedetti y Laura Sarabia. El documento reclama la salida inmediata de ambos y del presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa.
Según la agencia EFE, Leyva afirma que confirmó el “serio problema” de Petro durante la visita oficial a París en junio de 2023, cuando el mandatario desapareció dos días sin explicación y dejó plantada a la delegación colombiana. Aquella ausencia dice el exministro obligó a improvisar reuniones diplomáticas y provocó “momentos embarazosos” para la Cancillería.
Leyva también recuerda que Petro casi nunca convoca a sus ministros y que Benedetti y Sarabia controlan la agenda presidencial. El exfuncionario sostiene que ambos conservan sus cargos o, en el caso de Benedetti, su proximidad al Ejecutivo porque tendrían información sensible sobre el jefe de Estado, incluido un supuesto video íntimo grabado en Cartagena durante la campaña de 2022, extremo que Benedetti ha negado públicamente.
La carta reaviva un rumor que ya circulaba en 2023 la periodista María Jimena Duzán sugirió que Petro debía aclarar si consumía drogas habitualmente. Leyva, sin embargo, es la primera figura del círculo gubernamental que lo acusa abiertamente. La denuncia llegó pocas horas después de que el presidente volviera a enfrentar cuestionamientos por sus ausencias prolongadas en eventos oficiales.
Petro respondió vía X sin negar la acusación “¿París no tiene museos, librerías o parques más interesantes que un escritor para pasar dos días?”, ironizó, restando importancia a la prolongación de su estadía en Francia. La evasiva encendió a la oposición, que exige claridad sobre el estado de salud del mandatario y su capacidad para gobernar.
La conmoción se suma a la investigación por la presunta financiación irregular de la campaña “Petro Presidente 2022”. El Consejo Nacional Electoral reactivó el expediente en marzo, citó a testigos clave y ha pedido que Roa gerente de la campaña y hoy cabeza de Ecopetrol rinda versión libre, diligencia que el ejecutivo petrolero ha evitado dos veces en abril.
En paralelo, Ecopetrol atraviesa turbulencias internas renuncias en su junta directiva y la caída de 28 % en el valor de la acción durante el último año alimentan la percepción de que las pugnas políticas ya golpean la mayor empresa estatal del país.
El telón de fondo es un boom histórico del negocio de la cocaína. Un informe de la UNODC publicado en octubre de 2024 reveló que la producción potencial en Colombia subió 53 % en 2023, hasta 2.664 toneladas métricas, décimo aumento anual consecutivo. La estadística contradice la narrativa oficial de Petro, que ha defendido un enfoque “humanista” frente a las drogas y ha comparado públicamente el consumo de cocaína con el de whisky, declaraciones que levantaron críticas en Washington y Bruselas.
Con la carta en la mesa, Leyva reclama que Benedetti, Sarabia y Roa abandonen el Gobierno para “salvar la dignidad del país”. En caso contrario, advierte, la crisis podría escalar desde las redes sociales hasta los estrados judiciales y el Congreso, donde la oposición ya prepara debates de control político y estudia fórmulas legales incluida una eventual investigación en la Comisión de Acusación para indagar la salud y la campaña del presidente.
En la plaza pública el efecto se siente de inmediato sectores de izquierda acusan a Leyva de traición, mientras que la derecha pide una comisión médica independiente. Los sindicatos temen parálisis en la agenda social y los mercados financieros encienden las alarmas sobre la gobernabilidad en la cuarta economía de América Latina.
Por ahora, la pelota está en el despacho presidencial. Petro deberá decidir si aparta a su círculo más cuestionado o se atrinchera detrás de ellos. Lo que está en juego no es solo el relato sobre un viaje a París, sino la estabilidad de un gobierno que prometió el “cambio” y hoy se ve atrapado entre acusaciones de adicción, chantaje y financiación opaca.