El conejo malo volvió a romper la taquilla. Apenas se abrieron las ventas, las entradas para su ‘Debí tirar más fotos World Tour’ volaron en cuestión de minutos, dejando a miles de fanáticos dándole F5 a la pantalla y rezando para que la fila virtual se apiade de ellos.
En Europa la cosa fue fulminante Polonia vació sus cupos en 24 minutos, Alemania en 30, Bélgica en 35, Brasil en 37, Suecia en 45 y Australia también en 45 minutos. Los servidores aguantaron como pudieron, pero la demanda se los merendó sin compasión. Mientras tanto, se formaron colas digitales de 155 mil personas en Italia, más de medio millón en Francia y 170 mil en España, donde el artista añadió otras tres fechas (Barcelona, 23 de mayo; Madrid, 2 y 3 de junio de 2026) para calmar la ansiedad colectiva.
La gira arrancará el 21 de noviembre de 2025 en Santo Domingo, tierra que servirá de “patio” antes de que el show cruce Latinoamérica, aterrice en Australia y salte a Japón, Europa y finalmente Bruselas, el 22 de julio de 2026. Bad Bunny no pisaba el Viejo Continente desde 2019 y nunca había llevado un montaje propio a países como Japón o Brasil, así que la expectativa está por las nubes.
Los precios confirman el fenómeno en Londres el rango va de £57 a £545, y en París de €76 a €203, según la información oficial de los puntos de venta. Con esas cifras, el bolsillo tiembla, pero se afloja igual la reventa se multiplica en foros y grupos privados apenas los tickets aparecen como “sold out”.
orld’s Hottest Tour’, Bad Bunny recaudó US$ 435 millones, imponiendo el récord histórico de ingresos en un solo año calendario; solo Beyoncé logró rebasar esa marca en 2023, pero el boricua sigue siendo el rey absoluto entre los artistas latinos. Ese antecedente convierte a la nueva gira en la prueba grande para saber si el mercado mundial mantiene el mismo apetito.
Más allá de los números, la estrategia también evoluciona venta escalonada por regiones, códigos de acceso personalizados y un cerco reforzado contra los bots, aunque la realidad muestra que la especulación aún se cuela. Live Nation y Ticketmaster aseguran que afinan los filtros, pero la comunidad de fans exige transparencia, especialmente cuando las opciones oficiales se esfuman y la única salida parece ser la reventa a precios de infarto.
Con un repertorio que promete recrear la vibra íntima de su último álbum y unos visuales diseñados para “sumergir al público en la esencia boricua”, el reto no es llenar estadios es sostener la experiencia en cada parada sin que la vorágine digital le robe protagonismo a la música. Si algo ha dejado claro esta avalancha de clics es que, tres años después de su récord, Bad Bunny sigue dictando las reglas del juego. La pregunta no es si llenará otra vez, sino cuánto más alto puede subir el listón.