El programa gubernamental Supérate arrancó un operativo relámpago para llevar alivio económico y psicológico a las familias golpeadas por el colapso del techo de la discoteca Jet Set, tragedia ocurrida el pasado 8 de abril en Santo Domingo. La comisión interinstitucional que recorre los barrios ya censó veintiocho hogares; de ellos, veinticinco pidieron ayuda directa y se confirmó que 136 menores quedaron en orfandad, 19 de ellos sin ninguno de sus padres.
Según reportó El Nuevo Diario, el Bono de Emergencia creado en 2022 y gestionado por el Comité de Emergencias de Supérate (CES) será la herramienta principal para sostener a estas familias mientras se define la tutela oficial y se garantiza el acompañamiento psicológico que han solicitado 27 de los núcleos visitados.
El desastre del Jet Set no solo cobró vidas; dejó un vacío económico considerable. Las bases de datos de la Tesorería de la Seguridad Social revelan que 22 de las víctimas cotizaban un promedio de RD$22,176 mensuales, ingresos de los que dependían niños, adultos mayores y personas con discapacidad. Aunque todavía se depuran las listas, los técnicos de Supérate adelantan que las transferencias se pagarán por hasta seis meses y se ajustarán al tamaño del hogar y al nivel de vulnerabilidad.
La magnitud del siniestro obligó al Estado a mover ficha con rapidez. El techo de la emblemática discoteca se desplomó durante un concierto del merenguero Rubby Pérez y causó 232 muertos y más de 200 heridos, de acuerdo con la última actualización de la agencia AP. Ese saldo supera los registros de la explosión de San Cristóbal (2023) y se acerca a la tragedia del casino París en 2012, lo que subraya la necesidad de un marco preventivo serio para locales de diversión masiva.
El Bono de Emergencia no es nuevo en estas lides. Ya sirvió para asistir a 52 601 familias tras el huracán Fiona (2022) y para apuntalar a pequeños comerciantes de Dajabón y Elías Piña durante el cierre fronterizo con Haití. El Gobierno reeditó la experiencia para el Jet Set y, por recomendación del Banco Mundial y la SISCA, incorporó ahora un componente de “resiliencia familiar” que combina efectivo, terapia y asesoría legal. redujo la pobreza extrema a 12 % antes de la pandemia, pero uno de cada cuatro habitantes de América Latina aún vive con menos de US$ 6,85 al día, recuerda el Banco Mundial. Sin una política de protección social sostenida, los huérfanos del Jet Set corren el riesgo de reproducir ciclos de precariedad.
Mientras las autoridades diseñan el siguiente paso una ley para fiscalizar techos y estructuras de alto flujo de público Supérate habilitó las líneas 829-870-2276 y 829-891-2372 para canalizar más solicitudes. El objetivo inmediato es que ningún niño quede desamparado y que las familias reciban, además del subsidio, la asistencia legal indispensable para tramitar pensiones, herencias y tutelas.
“Esta transferencia no es caridad, sino un salvavidas para que las familias respiren mientras reconstruyen su proyecto de vida”, dijo un funcionario de Supérate que participa en el operativo.
Falta por ver si el plan logra la agilidad prometida y no se pierde en la burocracia. Por ahora, el Bono de Emergencia llega como una bocanada de aire para quienes apenas comienzan a contar sus ausencias.
