La fiesta que se armó en la capital francesa después de la primera Champions League del Paris Saint-Germain terminó desbordándose y pintando de luto la celebración. Calles repletas de bengalas, cánticos y banderas se convirtieron en escenario de disturbios que devolvieron a la ciudad el recuerdo amargo de noches violentas.
la policía confirmó más de 550 arrestos a lo largo del territorio francés, incluidos 276 solo en la zona de los Campos Elíseos. Dos personas fallecieron: un menor de 17 años apuñalado en Dax y un motorista de 20 que chocó contra un coche en el distrito XV, próximo al Parque de los Príncipes. Entre los 192 heridos figuran 22 agentes y un bombero gravemente afectado por un petardo en Coutances. La magnitud del operativo quedó clara: unos 5 400 uniformados desplegados y 692 incendios, de los cuales 264 consumieron vehículos.
La tensión creció al ritmo de la goleada histórica (5-0) que el PSG le propinó al Inter de Milán en Múnich, un marcador que ya se inscribe como la mayor victoria en una final de Champions desde 1956. El doblete del jovencísimo Désiré Doué el tercer adolescente que marca en una final disparó la euforia y desató avalanchas de simpatizantes rumbo al Arco de Triunfo y al barrio de Saint-Germain-des-Prés.
¿Por qué se repite el patrón de violencia?
No es la primera vez que un festejo deportivo se le va de las manos a París. Basta recordar los destrozos tras el Mundial 2018 o la Eurocopa 2016. El sociólogo francés Jean Viard plantea que estos estallidos mezclan “una alegría legítima con frustraciones sociales acumuladas”; la copa sirve de catalizador para tensiones latentes sobre desigualdad y presencia policial en barrios periféricos. A eso se suma el efecto “turismo de hooligans”, grupos que viajan solo para buscar bronca, fenómeno que la prefectura admite no haber logrado contener del todo.
Reacción oficial y dilema de imagen
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, calificó de “inadmisibles” los actos vandálicos y respaldó la actuación de los agentes, mientras la alcaldesa Anne Hidalgo exigió identificar y sancionar a los responsables. El domingo se mantendrá el desfile del equipo, pero con refuerzos militares y controles de acceso más estrictos. Voceros del sector turismo temen que las imágenes de coches ardiendo reaviven el debate sobre la seguridad de Francia a menos de un año de los Juegos Olímpicos de Invierno en los Alpes franceses.
Lecciones para el PSG y para París
Tras trece años de inversión catarí, el PSG por fin toca la Orejona, pero la ciudad paga un precio alto en reputación. El club, que ya anunció un plan de celebración contenido dentro del Parque de los Príncipes, se juega ahora su papel de “líder cívico” financiar la reparación del mobiliario urbano y promover campañas de convivencia puede ser tan estratégico como la renovación de Kylian Mbappé.
En última instancia, estas escenas dejan claro que el fútbol sigue siendo espejo de la sociedad: expone sus alegrías, pero también sus fracturas. Si París quiere presumir de capital del deporte, deberá conjugar fiesta y orden sin que uno cancele al otro. Porque el rugido que retumbó anoche en la Ciudad Luz merece aplaudirse no lamentarse al día siguiente entre sirenas y cristales rotos.