Casucha con 26 haitianos en San Juan destapa nueva ruta migratoria Ejército refuerza vigilancia

-

SAN JUAN DE LA MAGUANA.– El hallazgo de una humilde vivienda de madera y zinc, apenas visible detrás de una tienda de repuestos en el kilómetro 3 de la carretera Matayaya‑Las Matas de Farfán, volvió a poner sobre la mesa la presión migratoria que se vive a todo lo largo de la frontera dominico‑haitiana. Allí, una patrulla del Ejército de la República Dominicana encontró hacinados a 26 ciudadanos haitianos –14 hombres, 11 mujeres y un menor de edad– listos para ser trasladados a otras provincias del país.

Según reseñó CDN, los militares trasladaron a los indocumentados a la Fortaleza General Pedro Florentino, donde quedaron a la espera del debido proceso de repatriación. La institución castrense presume que la casucha formaba parte de una red logística clandestina que, por pequeñas cuotas en dólares, conduce a los migrantes desde los puntos de cruce hasta centros urbanos del Cibao y la capital.

Aunque este tipo de escondites improvisados no es nuevo, la ubicación en San Juan resulta sintomática: se trata de un corredor cada vez más usado por traficantes que buscan evadir los retenes de la línea noroeste y Elías Piña. De hecho, hace dos semanas el Ejército detectó otra vivienda con 50 haitianos en Mao, Valverde, confirmando que el entramado se expande a lo largo de la Carretera Internacional.

La operación se produjo días después de que el presidente Luis Abinader anunciara 15 medidas para endurecer el control migratorio, entre ellas el despliegue de 1,500 soldados adicionales y nuevos puestos de chequeo con drones y cámaras térmicas.  El mensaje oficial es claro: cerrar los vacíos que permiten el tráfico de personas y frenar una actividad que, según fuentes militares, mueve más de 200 millones de pesos al año.

Sin embargo, la presión continúa. En los primeros quince días de 2025 la Dirección General de Migración (DGM) repatrió a 14,633 haitianos y sometió a la justicia a varios dominicanos por tráfico de indocumentados. El propio director de Migración reconoce que estas cifras van camino de superar las 180 mil deportaciones registradas solo en el primer trimestre, un ritmo sin precedentes en la última década.

Detrás de cada número hay historias de desesperación que no terminan en la verja perimetral. Organismos internacionales advierten que el colapso institucional en Haití multiplica los flujos y obliga a muchos a lanzarse al mar o a la montaña en busca de refugio. La OIM reporta al menos 470 muertos o desaparecidos en rutas caribeñas durante 2023, una tragedia que se extiende a 2025 ante la falta de vías regulares de salida.

Mientras las autoridades dominicanas afinan la guardia, los coyotes continúan mutando sus tácticas: hoy usan casuchas modestas, mañana podrían operar desde fincas y talleres abandonados. Por eso, los expertos recomiendan combinar la vigilancia militar con inteligencia financiera para desmantelar las redes que lucran con la vulnerabilidad ajena. Al final, la seguridad fronteriza no se resuelve solo con más botas en el lodo, sino con políticas binacionales que ataquen las causas profundas de la migración y ofrezcan alternativas dignas a quienes, del otro lado del río, siguen apostándolo todo por un futuro mejor.

Lo Más Reciente

MÁS NOTICIAS