La noche de Santo Domingo terminó en un lúgubre sobresalto cuando el techo de la reconocida discoteca Jet Set cedió durante la presentación del merenguero Rubby Pérez. Dentro de las víctimas fatales figura la gobernadora de Montecristi, Nelsy Cruz, quien había sido un pilar fundamental para su comunidad de Las Matas de Santa Cruz. Además, cerca de un centenar de personas resultaron heridas y permanecen recibiendo atención médica en diversos centros de salud capitalinos.
Según los reportes de deultimominuto, la estructura sucumbió poco después de la medianoche, sembrando el pánico entre los asistentes y movilizando a varias entidades de rescate. Durante la madrugada, personal del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), la Defensa Civil y el Cuerpo de Bomberos se empeñó en retirar escombros y socorrer a quienes quedaron atrapados, desplegando ambulancias, camiones y equipos especializados para atender la emergencia.
Informes del Ministerio de Obras Públicas indican que, en los últimos cinco años, al menos tres centros de entretenimiento en la capital han sido clausurados temporalmente por deficiencias en sus instalaciones. Este desastre reabre el debate sobre la urgencia de reforzar los protocolos de supervisión y mantenimiento en espacios multitudinarios. Muchas voces coinciden en que prevenir un suceso de tal magnitud amerita revisiones constantes y la aplicación estricta de normativas de ingeniería y edificación.
El escenario recuerda episodios anteriores, como el derrumbe parcial de un recinto social en Barahona hace algunos años, que sirvió de llamado a las autoridades. Sin embargo, este colapso en la Jet Set deja en evidencia que las medidas tomadas no han sido suficientes para salvaguardar la vida de quienes acuden a disfrutar de la música y el baile en la ciudad. El dolor se intensifica con la pérdida de la gobernadora Cruz, figura cercana para la provincia de Montecristi y hermana del pelotero de Grandes Ligas, Nelson Cruz Martínez.
Mientras el país entero lamenta lo sucedido, familiares y amigos de las víctimas buscan respuestas sobre el origen del desplome. Los dominicanos, acostumbrados a salir adelante en medio de reveses, se aferran a la solidaridad para acompañar a los afectados. Ahora queda el reto de que se rindan cuentas y de que los responsables actúen con premura para evitar repetir este capítulo tan doloroso en otra pista de baile.
