El cierre parcial del Gobierno de Estados Unidos sigue sin una salida clara, mientras los demócratas en el Congreso aseguran que no cederán en su defensa de los subsidios a la atención médica que vencen a finales de año. El líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, insistió este sábado en que su bancada está dispuesta a prolongar la paralización hasta lograr un acuerdo que proteja la cobertura sanitaria de millones de ciudadanos.
Según informó la agencia EFE, Jeffries reiteró que los demócratas están abiertos al diálogo con la mayoría republicana, que domina tanto la Cámara Baja como el Senado. Sin embargo, el legislador neoyorquino reconoció que, hasta el momento, las negociaciones con el liderazgo republicano y la Casa Blanca “no se están llevando a cabo”.
El Congreso estadounidense enfrenta así un bloqueo político que ha dejado a más de 900 mil empleados federales suspendidos sin pago y a otros 700 mil trabajando sin salario desde el inicio del cierre. La parálisis también ha retrasado la publicación de indicadores económicos claves, como los datos de empleo y la inflación, lo que complica la labor de la Reserva Federal en su próxima revisión de política monetaria.
El presidente Donald Trump ha aprovechado la crisis para insistir en su plan de reducir el tamaño del Gobierno y amenazó con despidos masivos si el cierre se prolonga. Desde la Casa Blanca, la estrategia apunta a responsabilizar a los demócratas por la falta de presupuesto, alegando que sus demandas por extender los subsidios de salud beneficiarían a inmigrantes indocumentados, un argumento que la oposición rechaza tajantemente.
Mientras tanto, el líder republicano en el Senado, John Thune, sostuvo que el “caos del cierre” responde a una táctica política de los demócratas y aseguró que el pueblo estadounidense “está pagando las consecuencias”. No obstante, dentro del propio Partido Republicano han surgido voces que piden una solución inmediata para evitar un mayor daño económico.
Los próximos días serán decisivos. El Senado retomará sus sesiones el lunes con nuevas votaciones presupuestarias, aunque los analistas prevén que las posiciones sigan polarizadas. El cierre federal, que ya alcanza su cuarto día, podría extenderse si ninguna de las partes cede en torno a la Ley de Cuidado de Salud Asequible, más conocida como Obamacare.
El estancamiento refleja un pulso político más profundo: el futuro de la política social estadounidense frente a la visión de un gobierno reducido. En el centro del debate, la atención médica continúa siendo una línea roja tanto para los demócratas como para una parte importante del electorado que depende de esos subsidios para costear su seguro de salud.








