Un operativo relámpago del Ejército de la República Dominicana (ERD) terminó este fin de semana con la detención de 48 ciudadanos haitianos que cruzaban la frontera de forma clandestina por las provincias Dajabón y Santiago Rodríguez, según confirmó la 4.ª Brigada de Infantería. El grupo, integrado por 38 hombres, nueve mujeres y un menor de edad, fue trasladado a la sede militar para los procedimientos de rigor.
Los soldados interceptaron primero a 34 migrantes en la comunidad Los Ciruelos, Dajabón. Horas después, otros 14 fueron sorprendidos cerca del puesto de chequeo Las Caobas, en Santiago Rodríguez. En ambos casos, los detenidos se desplazaban a pie por veredas usadas a menudo por traficantes de personas, práctica que las autoridades aseguran estar atacando “sin tregua”.
Un flujo que no afloja
El golpe operativo se produce en plena ofensiva migratoria solo en junio el Ejército reportó 15 557 haitianos detenidos en distintos puntos de la franja fronteriza, junto a 66 dominicanos acusados de tráfico ilícito de personas. A escala nacional, la Dirección General de Migración contabiliza 153 144 deportaciones de haitianos entre enero y mayo de 2025, un incremento de casi 20 % frente al mismo periodo de 2024.
Tensión humanitaria y política
Organizaciones de derechos humanos denuncian que los operativos masivos han derivado en abusos y un clima de miedo entre la población haitiana residente en el país. Reportes de prensa recientes describen casos de extorsiones y violencia sexual contra migrantes en zonas turísticas como Punta Cana, alimentando críticas de “limpieza étnica” contra la administración de Luis Abinader.
Mientras tanto, el Gobierno defiende la mano dura como un acto de soberanía y sostiene que la frontera “no puede ser un coladero” ante la crisis sociopolítica que atraviesa Haití. Fuentes castrenses afirman que este año han reforzado los batallones fronterizos con drones, cámaras térmicas y patrullaje 24/7 para frenar el flujo irregular y el contrabando.
Lo que viene
Analistas consultados advierten que, sin una estrategia binacional que combine seguridad, desarrollo y canales de migración laboral ordenada, la presión sobre la línea divisoria seguirá en aumento. Sectores agropecuarios y de la construcción altamente dependientes de la mano de obra haitiana temen un golpe productivo si el endurecimiento migratorio no se acompaña de programas de regularización ágiles.
Por ahora, los 48 detenidos esperan el proceso de repatriación en las instalaciones militares de Dajabón. Allí, entre la polvareda y el calor del noroeste, se refleja la cara más cruda de una frontera que cada día escribe un nuevo capítulo en la compleja relación dominico-haitiana.