A 45 días de que suene el timbre del año escolar 2025-2026, el senador capitalino Omar Fernández volvió a encender la alarma cientos de familias que huyeron de los colegios privados por la crisis económica siguen sin conseguir asiento en las aulas públicas, mientras el Ministerio de Educación (MINERD) luce sin un plan de contingencia claro.
La advertencia no es aislada. La Asociación Dominicana de Profesores (ADP) calcula un déficit de unas 7 000 aulas y reconoce que en varios planteles del Gran Santo Domingo hay listas de espera con más de cien niños por grado, obligando a maestros a lidiar con salones de hasta 40 estudiantes. Padres madrugan frente a los portones con la esperanza de anotar a sus muchachos; muchos se van con las manos vacías.
El desborde tiene explicación la matrícula estatal pasó de 2,6 millones el ciclo pasado a una cifra que el propio MINERD aún no termina de depurar, empujada por el alza de las colegiaturas y la disminución de los ingresos familiares. La presión ya se siente en escuelas como la República de Honduras, donde faltan al menos tres maestros para atender la demanda, y en otros centros donde los pupitres son ya un bien de lujo.
Frente a la tormenta, el Gobierno lanzó el programa “Aulas 24/7”, que promete reconstruir y remozar planteles los siete días de la semana y entregar 1 100 nuevas aulas antes del 15 de agosto. Sin embargo, la proyección luce corta: los propios boletines de la ADP recuerdan que el déficit supera por mucho esa cifra, sin contar los salones que necesitan mantenimiento urgente.
El gasto no es menor. Para 2025, el presupuesto educativo ronda los RD$ 325 000 millones el famoso 4 % del PIB, pero más de la mitad se va en nómina y beneficios, según datos oficiales y análisis del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES). En otras palabras, el dinero está; la ejecución efectiva, no tanto.
Palacio jura que para finales de 2025 se habrán sumado entre 3 800 y 4 000 aulas nuevas, meta que luce cuesta arriba si se mantiene el ritmo de construcción actual. Mientras tanto, Fernández anunció que su oficina recorrerá los planteles del Distrito Nacional para levantar un informe técnico con fotos, aforo real y necesidades de personal y enviarlo al MINERD “sin maquillaje” antes del primero de septiembre.
En buen dominicano no basta con promesas ni con el 4 %. Si los niños siguen fuera de la escuela, cualquier cifra es puro cuento. El reto ahora es convertir presupuesto en concreto, contratar maestros donde hagan falta y sobre todo garantizar que ningún muchacho pierda otro año esperando un cupo que, por derecho constitucional, ya le pertenece.








