Fiebre amarilla sigue su curso ascendente: alerta sanitaria sacude a las Américas

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El panorama epidemiológico actual muestra un repunte notable en la transmisión de la fiebre amarilla, con casos confirmados en países que solían considerar esta enfermedad como un problema más o menos controlado. Las cifras más recientes reflejan un cambio veloz en la dinámica del contagio y subrayan la importancia de fortalecer acciones de vacunación y vigilancia en cada rincón de nuestra región.

Como detalla la OMS, en los primeros meses de 2025 se ha duplicado el número de casos en comparación con todo el año anterior, una tendencia que sugiere la posible expansión del virus a zonas que antes no registraban afectaciones. De hecho, varios reportes locales indican que la enfermedad ha comenzado a aparecer en áreas agrícolas, lo que expone a los trabajadores a nuevas cepas que se desplazan fuera de su ciclo selvático tradicional.

Más allá de los datos oficiales, investigadores independientes y autoridades de salud en distintos países consideran que factores como la deforestación y el cambio climático facilitan la propagación de mosquitos transmisores. La fiebre amarilla, endémica también en regiones de África, genera brotes cíclicos y severos cada cierto tiempo. En este escenario, la vacunación masiva y la pronta identificación de posibles portadores son herramientas imprescindibles para evitar desenlaces fatales, especialmente en zonas fronterizas o cercanas a grandes centros urbanos.

Hay coincidencia entre expertos de la OPS y entidades como el Centro de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) en la necesidad de mantener reservas de vacunas y robustecer las campañas de inmunización. Quienes viajen a regiones con riesgo deben informarse bien antes de partir, ya que la prevención marca una gran diferencia al frenar esta enfermedad viral.

Epidemiólogos que han estudiado anteriores brotes, como el registrado entre 2016 y 2018 en Brasil, recuerdan la dificultad de contener el avance de la fiebre amarilla cuando se subestima la tasa de transmisión en entornos rurales. Ese aprendizaje refuerza la urgencia de redoblar esfuerzos ahora, antes de que la enfermedad encuentre rutas para ingresar a ciudades densamente pobladas.

Las autoridades sanitarias en cada país ameritan el apoyo de la comunidad y la colaboración interinstitucional para enfrentar este reto. Mientras se mantengan niveles de vacunación homogéneos y se vigile la evolución de la enfermedad, habrá mejores posibilidades de contenerla. En definitiva, prestarle atención y actuar rápido es la única forma de esquivar más noticias lamentables en los próximos meses.

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