El ajetreo en Santo Domingo no se ha quedado solo en las calles ni en las esquinas de los barrios. Durante la tarde y la noche recientes, varias remesadoras han visto un incremento inusual de personas en búsqueda de efectivo recibido desde el exterior. En muchos establecimientos, se han formado largas filas de familias que esperan para retirar fondos cruciales en su día a día, mientras comentan sus anécdotas de envío y recepción de dinero.
Tal como señaló deultimominuto en una publicación previa, este fenómeno refleja la importancia de las remesas en la estabilidad económica de la República Dominicana. No es un secreto que buena parte de nuestros compatriotas en el extranjero —sobre todo en Estados Unidos y Europa— envían su dinerito para ayudar con gastos de vivienda, salud y educación. Según datos del Banco Central, en 2023 se recibió un récord de remesas que superó los 10 mil millones de dólares, lo cual evidencia el rol fundamental de este ingreso para miles de familias.
Varias voces han resaltado que, en épocas cercanas a festivos o cuando se acerca el cierre del mes, la afluencia tiende a dispararse. Las causas van desde la intención de las familias de contar con un poco más de efectivo para gastos inmediatos, hasta la necesidad de solventar imprevistos que suelen surgir cuando la canasta básica se encarece. Diversos estudios del Banco Mundial también ubican a la República Dominicana entre las naciones de América Latina que más reciben remesas per cápita, un indicador que habla de la relevancia del trabajo de la diáspora.
Gente que hace fila asegura que, aunque los tiempos de espera a veces se alargan, la seguridad de contar con estos recursos es prioritaria para el presupuesto hogareño. Muchos se organizan en grupos para turnarse en las ventanillas y así evitar las aglomeraciones o el caos que suele darse en momentos de alto flujo.
Queda claro que el fuerte lazo entre los dominicanos que viven fuera y quienes permanecen en el país se refuerza gracias al envío de dinero y la colaboración mutua. Todo indica que, mientras continúe el movimiento migratorio y la comunidad siga creciendo en el extranjero, las remesas seguirán siendo un pilar decisivo en la economía nacional.